Las creencias motivadoras favorables propician el aprendizaje

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Los estudiantes que valoran las actividades de aprendizaje dependen menos del estímulo, los incentivos y la recompensa.

Resultados de la investigaciónEditar

Los estudiantes se interesan más en actividades para las que consideran tener la competencia necesaria o para las que valoran más; por ejemplo, Stefano: “Me gustan las matemáticas porque son fáciles y porque quiero ser ingeniero espacial”. Sandra: “No me gustan las matemáticas, pero hago lo que puedo, porque mi papá dice que son importantes”. Los estudiantes que valoran las capacidades nuevas, establecen creencias motivadoras favorables y es muy probable que se interesen en oportunidades para practicarlas. Es importante distinguir entre el compromiso y la mera obligación por cumplir los objetivos establecidos por el maestro. Muchos estudiantes cumplen con tareas o actividades a las que no dan valor alguno, porque simplemente esperan algún tipo de recompensa, por ejemplo, obtener calificaciones altas, pasar la asignatura o ser aceptados socialmente.

Para aquellos estudiantes que emprenden tareas o actividades de aprendizaje tan sólo para obtener un premio o para esquivar un castigo, su motivación es de carácter extrínseco; por ejemplo, Stefano: “Odio los ejercicios de gramática, pero mi mamá me hace mi comida favorita cuando tengo que estudiar para un examen”. Una actividad se considera intrínsecamente motivadora si la recompensa externa no es necesaria para que los estudiantes inicien y continúen dicha actividad. Las creencias motivadoras favorables son parte de la actividad misma. Los estudiantes intrínsecamente motivados señalan que no tienen que esforzarse por llevar a cabo una actividad gratificante; por ejemplo, Sandra: “Cuando escribo poemas o cuentos para el boletín escolar, se me va el tiempo”. Si se presentan dificultades, este tipo de estudiantes persistirán en su actividad, porque experimentan un sentimiento de autodeterminación.

Motive a sus estudiantesEditar

Desafortunadamente, no todos los estudiantes están motivados intrínsecamente, por lo que será necesario atender también a aquellos estudiantes que no estén tan motivados a aprender. Es importante tomar en cuenta que el ambiente en el salón de clases y la manera en que el maestro interactúe con los estudiantes facilita o impide su motivación. Trate de que las tareas y actividades sean significativas para sus estudiantes, relacionándolas con el valor intrínseco de la tarea y con aplicaciones potenciales en otras asignaturas o en el ámbito extraescolar.

¿Cómo puede ayudar a sus alumnos a desarrollar creencias motivadoras favorables? Presente el programa en términos de las competencias que sus estudiantes consideren importantes e interesantes. Averigüe cuáles son sus intereses actuales y sus objetivos futuros respecto a sus carreras (por ejemplo, Sandra quiere ser enfermera y Stefano quiere ser ingeniero espacial). Utilice un video, un recorte de periódico o una historia que subraye la importancia funcional de nuevos contenidos y competencias. Pida a los estudiantes que ya estén motivados que expliquen por qué valoran las nuevas competencias. Pida a sus estudiantes que entrevisten a sus padres, a otros maestros o a estudiantes de más edad para averiguar cómo y de qué manera utilizan nuevos contenidos y nuevas competencias. Estas actividades llamarán la atención y la curiosidad de los estudiantes. Hasta aquí vamos a la mitad del tema de la motivación. La otra mitad es mantener el interés.

Es importante que los estudiantes distingan una combinación óptima entre las exigencias percibidas y sus actuales competencias. Por ejemplo, Stefano se aburre cuando los problemas de matemáticas son demasiado fáciles. No fuerce a un alumno como Stefano a abarcar los contenidos de una lección de la misma manera o al mismo ritmo que los estudiantes que necesitan más tiempo. Si sus alumnos consideran un problema de matemáticas demasiado difícil, motívelos a reformularlo de una manera que lo haga menos amenazador; por ejemplo, Sandra: “¿Puedo hacer este problema con Claudia?”. Permita que los alumnos adapten una actividad de aprendizaje a partir de sus propias necesidades psicológicas, lo que les da un sentimiento de autonomía y autodeterminación. Negarles este derecho podría interpretarse como una presión externa para cumplir.

ReferenciasEditar

  1. Bruning, R.; Horn, C. (2000). "Developing motivation to write". Educational psychologist (Hillsdale, NJ), vol. 35, no. 1, 25–37.
  2. Guthrie, J.T.; Solomon, A. (1997). "Designing contexts to increase motivations for reading". Educational psychologist (Mahwah, NJ), vol. 32, no. 2, 95– 103.
  3. Ryan, R.M.; Deci, E.L. (2000). "Self-determination theory and the facilitation of intrinsic motivation, social development, and well-being". American psychologist (Washington, DC), vol. 55, 68–78.
  4. Stipek, D.J. (1988). Motivation to learn: from theory to practice. Englewood Cliffs, NJ, Prentice Hall.
  5. Turner, J.C.; Meyer, D.K. (1998). "Integrating classroom context into motivation theory and research: rationales, methods, and implications". En: Urdan, T.; Maehr, M.; Pintrich, P., eds. Advances in motivation and achievement: a research annual, vol. 11, 87–121. Greenwich, CT, JAI Press.
  6. Wlodkowski, R.J.; Jaynes, J.H. (1990). Eager to learn. San Francisco, CA, Jossey Bass Publishers. 26.

Lo que estimula o incita a hacer algo.

Espacio vital en el que se desarrolla el ser humano. Conjunto de estímulos que condicionan al ser humano desde el momento mismo de su concepción.

Capacidad o disposición que ha desarrollado una persona para afrontar y dar solución a problemas de la vida cotidiana y a generar nuevos conocimientos. Es la capacidad para actuar de manera pertinente ante una situación compleja, movilizando de manera integrada los recursos necesarios para resolverla de modo adecuado.Tiene una doble dimensión: a) posesión de un conjunto de recursos o capacidades (cognitivos, de procedimientos y de actitudes), y b) capacidad para movilizarlos en una situación de acción.