El lenguaje de los niños en el juego

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El juego y el lenguaje están estrechamente entrelazados.

Resultados de la investigación[editar | editar código]

El juego no debe pasarse por alto como una oportunidad para emprender actividades que estimulen el lenguaje y como una forma en la que los niños aprendan acerca del mundo y su estructura. El juego de los niños evoluciona de manera compleja en una secuencia de desarrollo, desde el nacimiento y a lo largo de sus años en preescolar.

Los primeros juegos con los padres son esconderse y reaparecer, esconder y mostrar objetos, los juegos de movimiento (“el juego del calentamiento”) y los juegos que hacen reír. Estos juegos conjugan los sonidos y palabras con el tacto en una especie de diálogo. Los niños aprenden a anticipar y a iniciar un juego vocal con uno de los padres; durante el juego se deben manipular objetos para que el niño aprenda atributos físicos del olfato, el tacto y el gusto. A medida que avanza el tiempo, el juego muestra que los niños comprenden aún más acerca de la forma y uso de los objetos. Los padres, que son maestros eficaces, proporcionan comentarios oportunos acerca del juego al niño y vinculan las palabras con las acciones y experiencias sensoriales del niño.

Alrededor de los 12 meses, los niños comienzan a apilar, introducir y sacar objetos, aventarlos, recogerlos, y a involucrarse en juegos que consisten en interactuar con el aspecto físico de los objetos. Estos juegos son la introducción para aprender a tomar turnos, a conocer la causa-efecto y la comprensión de secuencias. Los niños comienzan a jugar por igual con educadores o compañeros apilando o amontonando objetos. Más tarde, la cooperación en el juego empieza a surgir, y cuando se vuelve más compleja, los niños comienzan a dar instrucciones a sus compañeros o a hablar solos para planear las secuencias del juego. A medida que el juego se hace más complejo, el lenguaje adquiere, también, mayor complejidad. Los niños empiezan a interactuar entre sí, inventando escenas y planeando el juego, y utilizan el lenguaje para guiar sus acciones y las de sus compañeros. El lenguaje se utiliza para asignar papeles simbólicos a los objetos. Por ejemplo, un objeto cualquiera se puede convertir en un teléfono o en un árbol o en un lago. El juego y el lenguaje se siguen el uno al otro, a medida que los niños adquieren más destrezas en el uso de sistemas simbólicos.

Los educadores y maestros pueden proporcionar mediante el juego oportunidades para que los niños apliquen nuevo vocabulario, conceptos en situaciones que sean simbólicamente importantes para ellos. El juego proporciona una perfecta oportunidad para promover el uso del lenguaje de niño a niño y en actividades de resolución de problemas. El juego también brinda la oportunidad de estimular la práctica del lenguaje social entre los niños.

Funciones de los padres o educadores[editar | editar código]

  • El juego no competitivo entre el educador y el niño abre la puerta al diálogo, la utilización del lenguaje para la imaginación y la exploración de atributos de tamaño, color, lugar, cantidad, calidad, peso, función y categorización. En el juego que no es competitivo, el adulto permite al niño tomar la delantera propiciando conversaciones en calidad de compañero, más que de instructor. El adulto puede modificar la función del juguete para generar nuevos usos y relaciones, proporcionando oportunidades de aprendizaje en el aquí y el ahora.
  • En el juego dramático, los niños viven experiencias al asumir papeles que se les han contado o en los que han participado con compañeros o adultos. Cuando los padres o los maestros sugieren roles y actividades, los niños son motivados a utilizar el lenguaje que les ayude a actuar su personaje.

Conjunto de sonidos articulados con que el hombre manifiesta lo que piensa o siente (DRAE). Facultad que sirve para establecer comunicación en un entorno social, se le considera como un instrumento del pensamiento para representar, categorizar y comprender la realidad, regular la conducta propia y de alguna manera, influir en los demás.

Crecimiento o aumento en el orden físico, intelectual o moral.