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Establecer normas de conducta enérgicas y claras influye en la conducta de los jóvenes.

Resultados de la investigaciónEditar

Las normas se refieren tanto a la frecuencia con la que ocurre una conducta en un grupo, así como hasta qué punto el grupo la aprueba. Los jóvenes tienen más probabilidad de incurrir en conductas problemáticas si piensan que los demás harán lo mismo o que éstos las aprobarán si las presentan. Las normas entre compañeros influyen, especialmente, en las conductas problemáticas, pero las normas de la familia, de la escuela, del vecindario y de la comunidad también son importantes.

Cuando los jóvenes creen que muchos de sus compañeros fuman o consumen alcohol y drogas, es probable que ellos también lo hagan. Los jóvenes por lo general sobreestiman la cantidad de compañeros que utilizan drogas, y en consecuencia, ellos también querrán consumirlas. Los programas enfocados a corregir las percepciones equivocadas respecto a cuánto se fuma o se consume alcohol contribuyen a evitar el consumo de drogas. Lo anterior se ha demostrado en estudios cuidadosos, en los que algunas escuelas recibieron información respecto a la reducida cantidad de jóvenes que en realidad consumen drogas, en tanto que otras escuelas no recibieron dicha información. Muchas medidas eficaces con adolescentes tienen que ver con jóvenes que asuman un papel de liderazgo, tras recibir una capacitación sobre cómo implementar su participación en el programa.

Los medios de entretenimiento como el cine, la televisión y la música afectan también la percepción de los jóvenes respecto a normas de comportamiento. Las pruebas demuestran que ver conductas agresivas en la televisión hace más agresivos a los niños. Algunas películas, la televisión o la música producida en Estados Unidos pueden enfatizar aún más una conducta indeseable. Los padres pueden reducir los efectos dañinos de los medios internacionales o locales, al restringir a los niños para ver o escuchar programas que exhiban comportamientos agresivos o una conducta agresiva desde un punto de vista positivo. Las escuelas también pueden reducir los efectos dañinos de los medios de comunicación agresivos enseñando a los niños que estos programas no reflejan con fidelidad el alcance o los resultados de la violencia y el consumo de sustancias.

En la escuela y la comunidadEditar

  • Utilizar programas escolares y mensajes de los medios de comunicación para hacer énfasis en las cosas positivas que los jóvenes realizan, y mostrar que los jóvenes se oponen al uso de sustancias y al comportamiento agresivo.
  • Limitar la cantidad de tiempo que los niños ocupan para ver o escuchar programas que exhiban conductas agresivas y otros problemas de conducta desde un punto de vista positivo.
  • Las escuelas pueden reducir los efectos dañinos de los medios de comunicación, enseñando a los niños que las películas no son certeras respecto al alcance o a los resultados de la violencia o del uso de sustancias.
  • Involucrar a los jóvenes, en especial a aquellos que son bien vistos por sus compañeros, en posiciones de liderazgo en actividades que desalienten conductas problemáticas. Lo anterior muestra a los niños que sus compañeros no valoran o aprueban la agresión, el uso de sustancias prohibidas o las conductas sexuales de alto riesgo.

ReferenciasEditar

  1. Hansen, W. (1992). "School-based substance abuse prevention: a review of the state of the art in curriculum", 1980-1990. Health education (Bradford, UK), vol. 7, pp. 403-30. 38
  2. Jason, L.; Hanaway, L. (1997) . Remote control: a sensible approach to kids, TV, and the new electronic media. Sarasota, FL, Professional Resource Press.

Las “promesas” que los miembros de un equipo hacen uno al otro sobre su comportamiento.