Desmontando mitos sobre la violencia contra las mujeres

Para reflexionar...

Para ilustrar que la violencia contra las mujeres no entiende de edad, cultura o nivel socio económico, veamos el caso de Cristina Siekavizza en Guatemala. A continuación, se puede encontrar un video y un artículo resumen del caso.

http://www.prensalibre.com/guatemala/justicia/cristina-siekavizza-su-ausencia-durante-seis-aos

Cuando se trata de discernir las causas de la violencia contra las mujeres es necesario desmontar numerosos mitos al respecto. A continuación, los mitos que se analizarán:

• La violencia contra las mujeres sólo se da en familias en las que hay problemas. El abordaje del conflicto puede darse desde el diálogo y el respecto, por lo tanto, la existencia de problemas no quiere decir que haya uso de la violencia para resolverlos.

• Los hombres con adicciones o en etapas en las que están sometidos a mucha presión son violentos con sus parejas. Para comenzar el uso de la violencia no depende de una situación transitoria, sino que es un modo aprendido de afrontamiento. Además, generalmente la violencia es localizada hacia sus parejas y no hacia otras personas de su entorno social próximo.

• La violencia intrafamiliar pertenece al ámbito privado. La violencia contra las mujeres es un problema social legislado y como tal debe tratarse. A menudo, otros miembros de la familia, vecinos y personas del entorno cercano conocen de esta situación y guardan silencio, convirtiéndose en cómplices del agresor.

• La violencia contra las mujeres solo sucede entre personas de un bajo nivel socio económico. Es falso, pues numerosos casos demuestran que las violencias contra las mujeres se dan en todos los niveles sociales. Las mujeres víctimas de violencia de género son de diversas edades, con distintos niveles formativos y niveles económicos.

• Las mujeres que sufren violencia a manos de sus parejas se lo merecen porque no dejan al agresor. Tomar la decisión de abandonar al agresor supone un largo camino que es difícil de emprender, suele existir una dependencia económica, amenazas de no volver a ver a los hijos en común y generalmente han vivido un largo proceso de infravaloración, maltrato emocional y aislamiento de personas que podrían suponer redes de apoyo.

• Cuando una mujer dice “no”, en realidad quiere decir “sí”. Un “no”, no significa que todavía no se ha intentado suficiente. Cuando una mujer manifiesta sus deseos de no mantener ningún tipo de relación, debe respetarse y no imponer el poder obligando a hacer algo que no se desea.

• Los agresores son enfermos mentales. Este argumento se utiliza para quitar responsabilidad al agresor, que generalmente es una persona calificada como normal en otras esferas de su vida.

• Justificar una violación por la forma en que la víctima vestía o por salir por la noche. Las mujeres tienen la misma libertad que los hombres en la forma de vestirse o en salir a disfrutar de su ocio, no hay nada que justifique una agresión sexual. Es importante situar la responsabilidad de una violación en el que la produce, es decir, en el agresor y no en la víctima.

Actividad 4: El partido

Objetivo
Desmontar mitos relacionados con la violencia contra las mujeres.

Temporalización
30 minutos.

Recursos
Copias de una tarjeta roja, otra amarilla y otra verde para cada asistente. Una copia con los mitos y sus explicaciones para la o el facilitador/a.

Desarrollo de la actividad
Se entrega un juego de tarjetas a cada asistente. La o el facilitador/a lee un mito, después las y los asistentes deberán levantar una tarjeta verde si creen que es cierto, una roja si creen que no es cierto y una amarilla si no saben. La o el facilitador, deberá preguntar el porqué de su posicionamiento a unos y otros y conducir la información para construir la respuesta verdadera. Con el resto de los mitos se hará de la misma manera.

Preguntas generadoras para el análisis

• De los mitos que hemos trabajado ¿cuál es el que más les ha sorprendido y por qué?

El género es un conjunto de valores, creencias e ideas sobre los comportamientos y actividades que en una determinada cultura son adecuados para las mujeres y los que son adecuados para los hombres, es decir, su identificación con la femineidad y con la masculinidad.