Parte III. Lectoescritura inicial - Fluidez

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La fluidez es uno de los factores más importantes para desarrollar la comprensión de lectura. Para Rasinski (2004) en Borrero[1], la fluidez con que se lee es el puente entre la decodificación y la comprensión de lectura. Sin embargo, muchas veces no se dedica tiempo en el aula para desarrollarla. Esta situación incide en el desempeño de los estudiantes como lectores, ya que si leen deletreando y su expresión o entonación es deficiente, es difícil que el niño construya el significado, recuerde lo leído y pueda relacionar las ideas presentadas en el texto con otros conocimientos.

Para desarrollar la fluidez lectora, los niños deben, primero, aprender a decodificar y luego, practicar hasta que este proceso sea automático. “Solo podemos prestar atención a una cosa a la vez, pero podemos procesar varias si dominamos automáticamente la mayoría de ellas, por lo cual no tenemos que ponerles atención”[2].

Un niño alcanza la fluidez lectora cuando lee con precisión, expresión adecuada (leer con entonación y ritmo) y velocidad. La precisión indica el conocimiento de la relación entre letras y sonidos que permiten la codificación y decodificación; la expresión adecuada indica que el lector va interactuando y comprendiendo el texto que lee, y la velocidad adecuada es el indicador de la automaticidad de lectura.

Para que un lector lea fluidamente, por lo menos debe poder leer el 95% de las palabras del texto, es decir, ser capaz de leer con rapidez, de forma automática y precisa, y esto le permite concentrarse en el significado del texto. Los niños que muestran dificultades en la fluidez generalmente están poco motivados para leer y tienen dificultad para comprender textos.

Cómo desarrollar la fluidezEditar

Para desarrollar la fluidez es necesario que los niños tengan la oportunidad de escuchar modelos de lectores fluidos (maestros, textos grabados, compañeros, invitados y otros). Además, Vaughn y Linan-Thompson[3] comentan que para trabajar la fluidez, los maestros necesitan:

  • Brindar a los estudiantes diversas oportunidades para practicar la lectura oral, en forma guiada y acompañada de la retroalimentación necesaria.
  • Determinar los niveles de lectura de los grupos de estudiantes para ofrecer los textos acordes al nivel, sus intereses y los objetivos del programa.
  • Organizar la práctica de la fluidez de una manera sistemática.
  • Supervisar y comunicar el progreso del estudiante de una manera constante.

Como afirma Borrero[1] una de las prácticas más efectivas es la lectura repetida de un mismo texto, ya que esta permite al cerebro elaborar réplicas exactas de las palabras a nivel neuronal, como si fueran fotografías, lo cual facilita el reconocimiento inmediato. En este sentido se concluye que la práctica de lectura repetida de un texto, con la adecuada retroalimentación del proceso por parte del docente, favorece la adquisición de la fluidez.

La lectura oral guiada es una de las técnicas más recomendadas para desarrollar fluidez. Esta incluye instrucción y práctica de decodificación y estrategias de lectura con la guía del maestro [4]. Ha sido demostrado que la lectura guiada tiene efectos positivos sobre la comprensión lectora en distintos grados y edades[5]. Algunas recomendaciones para realizar esta lectura son las siguientes:

  1. Seleccionar textos cortos de 100 a 150 palabras aproximadamente. El estudiante y el docente deben tener una copia del mismo texto.
  2. En el primer momento de la actividad, el docente modela, lee el texto en voz alta con adecuada pronunciación, velocidad, entonación y puntuación.
  3. En el segundo momento, luego de escuchar al docente, el estudiante lee en voz alta el texto. El docente escucha la lectura y en su copia, va anotando los errores que comete el estudiante al leer las palabras.
  4. El tercer momento es la retroalimentación, en el cual el docente conversa con el niño y le comenta cuáles fueron sus errores.
  5. En el cuarto momento, el niño lee nuevamente el texto, por lo menos unas cuatro veces por cada sesión, siempre recibiendo retroalimentación del docente. Antes de retomar la lectura, es importante que el niño tome conciencia de las palabras en las que tiene dificultad o si es actitud (se pone nervioso, se distrae) para que en cada práctica vea cómo va apropiándose del proceso.
  6. En el proceso de retroalimentación es necesario ir comentándole, en cada lectura, si hay algún progreso para que el estudiante se sienta motivado.
  7. Al finalizar el momento de la retroalimentación, se sugiere conversar acerca del contenido de la lectura. ¿Sobre qué tema trata el texto? ¿Qué información ofrece el texto? ¿Es un texto narrativo, informativo, etc.? ¿Qué acciones relata? ¿Quiénes son los personajes? De esa manera, el docente obtiene una idea de cómo avanza la comprensión.

Otras estrategias recomendadas para desarrollar fluidez son:

  1. Lectura coral
  2. Teatro de lectores (Vaughn & Linan-Thompson, 2004)
  3. Medir el progreso de los estudiantes cada cuatro a seis semanas y darles la retroalimentación necesaria.

Las primeras dos estrategias se explican en el banco de actividades. La forma más eficaz para medir la fluidez es pedirle a cada estudiante que, durante un minuto, lea un texto que no conozca. Mientras el estudiante lee, el docente toma nota de los errores de decodificación. Luego, calcula el número de palabras correctas leídas en un minuto. En el libro Herramientas de evaluación en el aula (página 79 a 83 de la versión impresa), en la quinta parte de este libro y en el manual de Aplicación de la Evaluación de la Lectura Basada en Currículo (EBC)[6] se expone cómo medir la fluidez usando la Evaluación basada en Currículo - CBM (Curriculum Based Assessment).

En la siguiente tabla se presentan los indicadores estimados de palabras correctamente leídas en voz alta al terminar cada grado escolar.

Tabla XIV. Indicadores de fluidez según el grado
Grado Palabras correctas por minuto
29 a 38 palabras / minuto
55 a 64 palabras / minuto
75 a 107 palabras / minuto
Tabla basada en los resultados de la aplicación piloto de EBC en el 2011 y 2012.

Banco de ActividadesEditar

Para practicarEditar

NotasEditar

  1. 1,0 1,1 Borrero, L. (2008). Enseñando a leer: teoría, práctica e intervención. Bogotá: Grupo Editorial Norma.
  2. LaBerge & Samuels (1974)
  3. Vaughn, S. y Linan-Thompson S. (2004). Research Based Methods of Reading Instruction, Grades K-3. Virginia, Estados Unidos: Association for Supervision and Curriculum Development.
  4. Division of Research and Policy, 2002
  5. Jiménez, et al. (2008)
  6. Nota del Editor: referencia agregada en esta versión en línea.

(En lectura). Capacidad de leer un texto con entonación, ritmo, precisión y velocidad adecuada. El propósito de desarrollar la fluidez es lograr que la decodificación sea automática, para facilitar la comprensión.

(En escritura). Se refiere a la automatización de los movimientos de escritura. Si el estudiante escribe con fluidez puede concentrarse en la producción de textos.

convertir los grafemas en fonemas cuando se lee, dar el sonido que le corresponde a cada letra escrita.

En el continuo de coaching es el rol de ser muy directo y enseñar, mostrar, guiar, etc.

Aplicar estrategias para entender y recordar. Implica estar en capacidad de comunicar lo que se ha leído y escuchado.

Es un documento funcional, generalmente breve, que sirve para comunicarse por escrito en situaciones de la vida cotidiana.