Cinco mitos acerca del acoso escolar

De CNB
Ir a la navegación Ir a la búsqueda
Busca en cnbGuatemala con Google

The printable version is no longer supported and may have rendering errors. Please update your browser bookmarks and please use the default browser print function instead.

1) “El acoso escolar es una forma de molestar entre amigos”.

Los niños y niñas juegan y es normal que se molesten unos a otros, sin embargo el acoso escolar es algo más que sólo molestar. Se trata de individuos que continuamente buscan hacer daño a otros a los que consideran más débiles que ellos (física y psicológicamente). Muchas veces detrás de ese maltrato se encuentran prejuicios en torno al sexo, etnia, clase social, apariencia física, etc.

En estos casos, la víctima rara vez se atreve a denunciar, pues teme represalias. Molestar, bromear, sucede de vez en cuando, el acoso ocurre repetidas veces y el principal objetivo del agresor es que la otra persona se sienta mal. No es normal.

2) “Algunos niños se lo buscan, se merecen que los traten así”.

Nadie se merece que lo traten mal. Algunos niños, niñas pueden volverse blanco de este tipo de acoso por ser considerados diferentes en cualquier aspecto o por no tener las habilidades sociales necesarias. Sin embargo, ser “diferente” no es una razón para ser maltratado.

En estos casos, es común que se responsabilice a la víctima, a quien se le pide injustamente que sea él o ella quien cambie su apariencia o su forma de hablar, por ejemplo, no se presta atención a la necesidad de erradicar el comportamiento abusivo en el entorno.

3) “Sólo los niños son los que acosan”.

Las investigaciones revelan que tanto las niñas como los niños pueden fungir como agresores en una situación de acoso escolar. En cuanto a las víctimas, los estudios realizados en nuestro país apuntan a que no hay una diferencia significativa en la incidencia de acoso escolar entre hombres y mujeres. Los niños sufren más a menudo el tipo de acoso que incluye amenazas físicas y golpes, mientras que las niñas reportan más frecuentemente acoso verbal y exclusión social.[1]

4) “Sucede en todos lados. Es parte normal de ser niño o niña”.

Si las personas creen que es normal ser insultado, empujado, golpeado, amenazado o ignorado sistemáticamente, es menos probable que intervengan cuando presencian situaciones como esas. Este tipo de pensamiento le da permiso al agresor de seguir abusando del poder entre sus compañeros. Un apodo, por ejemplo, deja de ser agradable, cuando el niño o la niña se sienten agredidos o humillados cuando los llaman de esa forma.

5) “Quienes han vivido acoso sufren por un tiempo, pero después se les pasa”.

Lamentablemente no. El acoso escolar tiene consecuencias a corto y a largo plazo. Desde el ausentismo escolar, que influye en el rendimiento, hasta trastornos emocionales severos como depresión y ansiedad. Algunos incluso, ante la desesperanza, llegan al suicidio. Muchos adultos recuerdan aún con dolor los años en que sufrieron este tipo de abusos.

Referencias[editar | editar código]

  1. Gálvez-Sobral, J.A. (2011). El fenómeno del acoso escolar (bullying) en Guatemala: resultados de una muestra nacional de sexto grado del Nivel Primario. Guatemala: Dirección General de Evaluación e Investigación Educativa, Ministerio de Educación. Disponible en: http://www.mineduc.gob.gt/DIGEDUCA

Se refiere a las diferencias biológicas entre hombres y mujeres, las cuales vienen dadas por los cromosomas, las gónadas, las hormonas y los órganos sexuales. Es la corporalidad, el funcionamiento y forma del cuerpo. Es algo innato, biológico, que cambia de forma y funcionamiento de acuerdo a la edad.