Los estudiantes deben estar motivados para utilizar su conocimiento y estrategias para que el conocimiento sobre el aprendizaje sea beneficioso

De CNB
Ir a la navegación Ir a la búsqueda
Busca en cnbGuatemala con Google

La motivación determina las decisiones que toman los estudiantes cuando estudian y la cantidad y calidad del esfuerzo que invierten en su aprendizaje.

Lo que muestra la investigación[editar | editar código]

Enseñar a los estudiantes sobre el aprendizaje y los enfoques para monitorearlo no será de mucha ayuda si no están motivados para utilizar sus conocimientos y estrategias. La motivación proporciona el impulso o la "voluntad" para que los estudiantes actúen y se comporten para alcanzar los objetivos deseados. Esto determina los niveles de esfuerzo, persistencia y uso de estrategias que invierten en su aprendizaje. Una mayor y eficaz autorregulación de los estados motivacionales puede ayudar a los estudiantes a conseguir mejores resultados de aprendizaje. Sin embargo, hay que reconocer que la motivación también está moldeada e influenciada por las opiniones, valores y juicios de ellos sobre las situaciones de aprendizaje, o por sus creencias motivacionales. Por tanto, los docentes podrían abordar de forma útil dichas creencias cuando sea apropiado.

Algunas creencias motivacionales se refieren al control que tenemos sobre nuestro propio aprendizaje. Si los estudiantes creen que el aprendizaje es algo innato que no pueden controlar, tendrán poca motivación para invertir esfuerzos en comprender cómo se a éste se produce o sobre las estrategias que pueden mejorarlo. Otras creencias motivacionales se refieren a las opiniones que tienen los estudiantes sobre su propia capacidad para aprender en un ámbito específico, por ejemplo, "no soy bueno en matemáticas", lo que a menudo se denomina creencias de "autoeficacia". Otro conjunto de creencias importantes de motivación tiene que ver con las atribuciones de éxito o fracaso. Algunos estudiantes atribuyen el fracaso a factores internos que no se pueden cambiar, como la falta de capacidad, en lugar de a factores que pueden controlar, como su falta de esfuerzo o el no haber utilizado las estrategias de aprendizaje adecuadas (Boekaerts, 2002).

Las experiencias de aprendizaje de los estudiantes, así como las acciones y el discurso de los docentes, padres y compañeros, influyen en las creencias motivacionales. Los maestros pueden ayudar a los estudiantes a ser conscientes de sus creencias motivacionales y a aprender estrategias eficaces para gestionarlas.

La investigación actual sobre el conocimiento del SRL y su promoción muestra que existe un elemento de motivación no sólo para los estudiantes sino también para docentes en lo que respecta al desarrollo de los conocimientos de los aprendices sobre SRL. Investigaciones como la de Nibali (2017) indican que aunque los maestros consideran que el conocimiento sobre SRL es importante, muchos no creen que tienen tiempo para hacerlo parte de sus clases. Esta postura parece atribuirse a las creencias de que la autorregulación del aprendizaje no es algo que deba enseñarse explícitamente y/o que no es realmente importante para el rendimiento de los estudiantes, a pesar de las sólidas pruebas de investigación que demuestran lo contrario (Dignath & Buttner, 2008; Lawson et al., 2018).

Qué pueden hacer los profesores[editar | editar código]

Intentar comprender las creencias motivacionales de sus estudiantes. Conocer las creencias motivacionales de sus estudiantes le ayudará a planificar actividades de aprendizaje que les ayuden a aprovechar sus creencias favorables y a cuestionar las desfavorables. Durante las clases, puede señalar directamente los beneficios de un mejor conocimiento del SRL y su uso. Esto puede hacerse cuando esté modelando nuevas estrategias de SRL.

Animar a los estudiantes a ver que pueden tener control sobre sus éxitos y fracasos. Ayude a sus estudiantes a dejar de interpretar el éxito y el fracaso como algo relacionado con su capacidad innata o con factores externos, como la dificultad de las tareas, la tendencia de los de los entornos de aprendizaje, o la influencia de otros estudiantes o de sus profesores. Anímeles a ver que el éxito y el fracaso también pueden ser atribuidos a factores que están bajo su control, como el esfuerzo que han puesto en su estudio o la eficacia de su uso de estrategias.

Andamiar el uso inicial de nuevas estrategias por parte de los estudiantes. Para los estudiantes que no dominan una estrategia adecuada para una tarea determinada, es importante proporcionar algún tipo de andamiaje para el uso inicial de la estrategia. Reducir el tiempo, proporcionar notas puntuales, elaborar gráficos murales que muestren los pasos de una estrategia y que fomenten los intentos iniciales, pueden tener un fuerte impacto en la motivación de sus estudiantes. Los estudiantes preparados que ya dominan el uso de la estrategia pueden proporcionar andamiaje lo que reforzará el conocimiento de la estrategia por parte de los estudiantes.

Ayudar a los estudiantes a comprender la relación entre sus acciones de aprendizaje y el resultado que estas tienen. Las estrategias que utilizan sus estudiantes (o no) pueden determinar su éxito (o dificultad) en las tareas de aprendizaje. Proporcione comentarios que les ayuden a aprender cómo y por qué funcionan las estrategias. Estimúlelos para que reflexionen sobre su propia actuación y reconozcan que han ido construyendo su repertorio de estrategias para el aprendizaje. Un aumento de los niveles de autoeficacia puede animarles a persistir más y a darse la oportunidad de completar tareas difíciles que pensaban que no podían hacer.

Mostrar a los estudiantes cómo su interés y el valor que dan a las tareas son factores de motivación que pueden influir en los resultados del aprendizaje. Utilice tareas significativas en su enseñanza y explique su valor tanto para su aprendizaje como para la relevancia en la vida fuera de la escuela. Solicitar a sus compañeros motivados que hablen del valor y la relevancia que encuentran en el aprendizaje de nuevas habilidades. Puede despertar el interés individual dando a los estudiantes cierta libertad para dar forma a los temas que les interesan y que expliquen por qué encuentran estas tareas interesantes, relevantes, importantes, fáciles o difíciles. Algunos docentes también involucran a sus estudiantes en las decisiones sobre los temas a estudiar, de modo que el aprendizaje en estos temas se sienta como una iniciativa cooperativa en la que participan directamente el docente y los estudiantes como un equipo.

Lecturas recomendadas[editar | editar código]

Boekaerts, M. (2002). Motivation to learn. Serie prácticas educativas 10.[1] International Academy of Education and International Bureau of Education, UNESCO. https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000128056?-posInSet=1&queryId=465fd031-7299-4e34-9966-ff1c045dfc2f.

Nibali, N. (2017). Teaching self-regulated learning: Teacher perspectives on the opportunities and challenges. Annual Conference of the Australian Association for Research in Education, CanberraYeager y Dweck, 2012;

Lawson, M. J., Vosniadou, S., Van Deur, P., Wyra, M., & Jeffries, D. (2018). Teachers’ and students’ belief systems about self-regulated learning: Matters for challenge. Educational Psychology Review, 31(1), 223–251. http://doi.org/10.1007/s10648-018-9453-7

Dignath, C., & Büttner, G. (2008). Components of fostering self-regulated learning among students. A meta-analysis on intervention studies at primary and secondary school level. Metacognition and Learning, 3, 231–264. http://doi. org/10.1007/s11409-008-9029-x

Notas[editar | editar código]

  1. El enlace en el título lleva a la versión disponible en este mismo sitio.

Término utilizado, a menudo, como un saber hacer. Se suele aceptar que, por orden creciente, en primer lugar estaría la habilidad, en segundo lugar la capacidad, y la competencia se situaría a un nivel superior e integrador. Capacidad es, en principio, la aptitud para hacer algo. Todo un conjunto de verbos en infinitivo expresan capacidades (analizar, comparar, clasificar, etc.), que se manifiestan a través de determinados contenidos (analizar algo, comparar cosas, clasificar objetos, etc.). Por eso son, en gran medida, transversales, susceptibles de ser empleadas con distintos contenidos. Una competencia moviliza diferentes capacidades y diferentes contenidos en una situación. La competencia es una capacidad compleja, distinta de un saber rutinario o de mera aplicación.

Un grupo de personas que trabajan hacia una meta común para el cual todos son mutuamente responsables.