Cambios

Busca en cnbGuatemala con Google

Página creada con «{{Título}} {{Like}} <div style="background-color:#DACCCA; padding:15px; clear:both"><big>'''Para facilitar el aprendizaje significativo y la retención, los contenidos deb...»
{{Título}}
{{Like}}
<div style="background-color:#DACCCA; padding:15px; clear:both"><big>'''Para facilitar el aprendizaje significativo y la retención, los contenidos
deben explicarse claramente y desarrollarse con énfasis en su
estructura y relaciones.'''</big></div>

== Resultados de investigación ==
Las redes de conocimientos interrelacionados, estructuradas en torno de ideas generadoras o clave, pueden ser aprendidas significativamente y retenidas en forma tal que permiten su posterior aplicación. En contraste, la información fragmentada y desconectada probablemente sea aprendida a través de procesos de bajo nivel, como la repetición de memoria, y será olvidada pronto o retenida en formas que limiten su utilización. De igual manera, es más probable que las habilidades sean aprendidas y usadas efectivamente si se enseñan como estrategias orientadas por propósitos y situaciones específicos, con énfasis en cuándo y cómo aplicarlas, pero los estudiantes podrían no ser capaces de integrar y usar habilidades si son aprendidas sólo por rutina y practicadas de manera aislada del resto del currículo.

== En el aula ==
La información –ya sea presentada en los libros de texto o expuesta por el profesor– es más fácil de aprender en la medida en que es coherente; si la secuencia de las ideas o eventos tiene sentido y la relación entre ellos es evidente es más fácil comprenderla. Es más probable que los contenidos se organicen de manera coherente cuando éstos son seleccionados de acuerdo con criterios determinados y guiados por ideas acerca de lo que los estudiantes deben aprender al estudiar dicho tema.

Cuando hacen presentaciones, dan explicaciones o efectúan demostraciones, los buenos maestros muestran entusiasmo por el contenido, y lo organizan y jerarquizan de manera que se alcance la mayor claridad y coherencia. El maestro presenta nueva información relacionándola con lo que los estudiantes ya conocen del tema; avanza gradualmente para que puedan seguirlo; hace pausas en el momento preciso y utiliza todos los recursos y habilidades de comunicación a su alcance para apoyar la comprensión; evita el lenguaje vago o ambiguo y las digresiones; provoca respuestas de los estudiantes con regularidad para estimular el aprendizaje activo y cerciorarse de que cada punto está dominado antes de continuar con el siguiente; termina con una revisión de los aspectos principales, recalca conceptos integradores y profundiza con preguntas o tareas que requieren que los estudiantes expliquen el material en sus propias palabras y lo apliquen o extiendan a nuevos contextos. Si es necesario, el maestro también ayuda a los estudiantes a seguir la estructura y flujo del contenido mediante esquemas u organizadores gráficos que describen las relaciones, guías de estudio que llamen la atención sobre las ideas clave u organizadores de tareas que ayuden a los estudiantes a seguir los pasos adecuados y las estrategias que requiere dicha actividad.

En resumen, los principios que subyacen en la integración del currículo y en la coherencia de contenidos implican que para conseguir estudiantes capaces de construir aprendizajes significativos que puedan usar en contextos extraescolares, los maestros necesitan: a) dejar de lado la idea de amplitud de cobertura para disponer de tiempo para desarrollar con mayor profundidad el contenido relevante; b) representar este contenido como redes de información interconectada, organizadas en torno de ideas integradoras; c) desarrollar los contenidos enfocándose en la explicación de las ideas importantes y en su relación entre ellas, y d) profundizar con auténticas tareas de aprendizaje y medidas de evaluación que ofrezcan a los estudiantes las oportunidades de desarrollar y desplegar aprendizajes que reflejen los resultados esperados.

==Referencias==
Beck, I.; McKeown, M. (1988). «Toward meaningful accounts in history texts for young learners». ''Educational researcher'' (Washington, DC), vol. 17, núm. 6, p. 31-39.

Good, T.; Brophy, J. (1986). «School effects». En Wittrock, M.C., ed. ''Handbook of research on teaching'', 3a. ed., p. 570-602. New York, Macmillan.

Rosenshine, B. (1968). «To explain: a review of research». ''Educational leadership'' (Alexandria, VA), núm. 26, p. 275-280.

[[Categoría:Herramientas]]