Introducción
(No se muestra una edición intermedia del mismo usuario) | |
(Sin diferencias)
|
Revisión actual del 18:50 29 jul 2017
En todas partes hay presión para que los niños aprendan más en la escuela. La nueva economía exige que los jóvenes abandonen la escuela con fuertes habilidades para leer, escribir, calcular y aplicar un pensamiento disciplinado a la solución de los problemas. La ciudadanía en todas las sociedades exige una comprensión de la historia, el gobierno y la tradición no sólo de esa sociedad, sino también de muchas otras. Cada vez más la búsqueda de la felicidad individual debe comenzar con una visión educada de un mundo complejo y rápidamente cambiante.
A medida que las escuelas han sido presionadas para ser más efectivas y productivas, las influencias extraescolares en el aprendizaje académico han aumentado en importancia. Incluso cuando se ha alargado la jornada escolar y el año escolar, la cantidad de tiempo que los niños pasan en la escuela durante los primeros dieciocho años de su vida es pequeña (tal vez el 13% de las horas de vigilia) en comparación con el tiempo pasado con la familia y la comunidad en general.
Afortunadamente, la investigación sobre la influencia de la familia en el aprendizaje escolar tiene una historia sustancial, y podemos partir de premisas básicas con gran confianza. Con una certeza razonable podemos afirmar que la pobreza puede predecir estadísticamente el menor desempeño escolar. Sin embargo las familias que proporcionan un ambiente estimulante, rico en lenguaje y de apoyo desafían las probabilidades de circunstancias socioeconómicas. En otras palabras, un "currículo del hogar" alterable –incluyendo las relaciones, prácticas y patrones de vida de la familia– es un predictor más poderoso del aprendizaje académico que el estatus de la familia. Las escuelas pueden trabajar con las familias para mejorar el currículo del hogar, independientemente de la situación económica de la familia. Este es, pues, un mensaje de gran esperanza.
Las investigaciones sobre las relaciones entre las familias que constituyen una comunidad escolar se apoyan en gran medida en una extensa literatura sociológica sobre comunidades de todo tipo. Recientemente sin embargo, principalmente en la última década, una parte de esta investigación sociológica se ha centrado en las escuelas como comunidades y estamos llegando a un conjunto de entendimientos que pronto podrían alcanzar el estatus de teoría.
En cuanto a lo que las escuelas pueden hacer para afectar los comportamientos familiares de una manera que beneficie el aprendizaje de los niños, el sendero de investigación es más corto y menos concluyente. Sigue habiendo una gran cantidad de experimentación, proyectándose para ver qué funciona. De hecho, algunas iniciativas han funcionado, y podemos reportar sobre ellas, extraer lecciones y generalizarlas.
Si bien la influencia del hogar en el aprendizaje académico es significativa, la calidad y la cantidad de enseñanza y las propias capacidades cognitivas del niño son de igual o mayor importancia. Existe el peligro, entonces, de poner demasiado énfasis (o culpa) en la contribución de la familia a la ecuación de aprendizaje mientras se perdonan las debilidades en la escuela. Del mismo modo, ignorar las ganancias que se obtendrán al ayudar a las familias a mejorar el currículo alterable del hogar limita la eficacia potencial de la escuela.
En sentido descriptivo, el estado legal que garantiza la pertenencia a una comunidad política o nación. Como tal, garantiza un conjunto de derechos y deberes para los miembros reconocidos como ciudadanos. Además, en sentido normativo, que es el que más importa educativamente, la ciudadanía implica la condición de participar activamente en los asuntos públicos, de modo autónomo y asumiendo las responsabilidades que le correspondan. Un ciudadano es alguien que pertenece plenamente a su comunidad, que tiene en virtud de ello ciertos derechos y los correspondientes deberes, y que participa activamente en la vida pública. Estatus legal que otorga un conjunto de derechos y deberes, pertenencia a una comunidad con una identidad propia y capacidad para participar son, pues, tres caracteres que definen una concepción actual de “ciudadanía”.
Destrezas fonológica que consiste en encontrar similitudes y diferencias entre los fonemas o sílabas que forman una palabra.
Espacio vital en el que se desarrolla el ser humano. Conjunto de estímulos que condicionan al ser humano desde el momento mismo de su concepción.
Conjunto de sonidos articulados con que el hombre manifiesta lo que piensa o siente (DRAE). Facultad que sirve para establecer comunicación en un entorno social, se le considera como un instrumento del pensamiento para representar, categorizar y comprender la realidad, regular la conducta propia y de alguna manera, influir en los demás.
Conjunto de experiencias, planificadas o no, que tienen lugar en los centros educativos como posibilidad de aprendizaje del alumnado. Una perspectiva tradicional acentúa el carácter de plan (con elementos como objetivos, contenidos, metodología y evaluación), frente a un enfoque práctico que destaca las experiencias vividas en el proceso educativo.