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El teatro desarrolla integralmente a la persona humana ya que nos hace utilizar, mezclar y organizar todos los niveles de consciencia con un fin primordial: la comunicación. La pregunta clave que debe formularse es: ¿Para qué hacer teatro y en qué, concretamente, beneficiaría a la educación formal?
 
El teatro desarrolla integralmente a la persona humana ya que nos hace utilizar, mezclar y organizar todos los niveles de consciencia con un fin primordial: la comunicación. La pregunta clave que debe formularse es: ¿Para qué hacer teatro y en qué, concretamente, beneficiaría a la educación formal?
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“Los hombres se disfrazan entonces de animales, se revisten de una piel, se cubren la cabeza con una máscara esculpida, imitando, caracterizados de esta manera, los movimientos del animal que representan: su paso, su rugido, su manera de conducirse. Así comenzó en todas partes el teatro” <ref>El Arte Teatral / Orígenes / Baty y Charam / Pag.9</ref>
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“Los hombres se disfrazan entonces de animales, se revisten de una piel, se cubren la cabeza con una máscara esculpida, imitando, caracterizados de esta manera, los movimientos del animal que representan: su paso, su rugido, su manera de conducirse. Así comenzó en todas partes el teatro” <ref>Baty y Charam: El Arte Teatral: Orígenes, Pag.9</ref>
    
Este primer teatro que por medio del tiempo y el rito se transformara integralmente en el origen de la danza, la música y el drama; inició con una regla primordial: la supervivencia. Salirle al paso día a día a la naturaleza para sobrevivir ha sido, es y será una tarea ardua para la mayoría de seres, la cual ha exigido, además de fuerza e instinto, una personalidad creativa, inventora y visionaria. Es, sin duda, este impulso de supervivencia el que genera la evolución del lóbulo derecho del cerebro de aquellos primeros seres, desarrollando el pensamiento divergente, la intuición, la multiplicidad... en fin, la lúdica creativa que les condujo -del simple cumplimiento de sus necesidades orgánicas- a imaginar, relacionar y crear un mundo propio, un imaginario, una representación, una historia, una sociedad, una civilización.
 
Este primer teatro que por medio del tiempo y el rito se transformara integralmente en el origen de la danza, la música y el drama; inició con una regla primordial: la supervivencia. Salirle al paso día a día a la naturaleza para sobrevivir ha sido, es y será una tarea ardua para la mayoría de seres, la cual ha exigido, además de fuerza e instinto, una personalidad creativa, inventora y visionaria. Es, sin duda, este impulso de supervivencia el que genera la evolución del lóbulo derecho del cerebro de aquellos primeros seres, desarrollando el pensamiento divergente, la intuición, la multiplicidad... en fin, la lúdica creativa que les condujo -del simple cumplimiento de sus necesidades orgánicas- a imaginar, relacionar y crear un mundo propio, un imaginario, una representación, una historia, una sociedad, una civilización.