Tradición autoritaria
IntroducciónEditar
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LecturaEditar
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Una infancia en los tiempos de la dictadura de Ubico[1]
Yo nací en 1932, nací en tiempo del General Ubico. Yo recuerdo cuando se le veía pasar en los desfiles: montaba a caballo, todo uniformado, encabezando el desfile o una parte del mismo. Yo tenía un tío que estaba en Protocolo y acompañaba al General por las giras que hacía en moto, porque ¡era un afán por las motos! Y visitaba los pueblos. Muchas gentes indígenas veneraban al General Ubico, a pesar de la mano dura que tenía sobre ellos.
Yo crecí en una familia con dinero y las vacaciones las pasábamos en las fincas de la familia, fincas de café, alguna de más de 50 caballerías, como la que se llama San Sebastián. Había sido de mi abuelo. Daba desde las faldas hasta el pico bajo del volcán Acatenango, cerca de La Antigua. Tenía ranchería, no sé cuánta gente vivía en esa ranchería. Era un pueblo. Además esa finca tenía un anexo en la parte más alta , que a lo mejor tenía unas 50 familias. Todo esto era por parte de mi padre. Y por parte de mi madre, también tenían fincas… como una de ganado en la costa de Retalhuleu. Era un mundo completamente distinto del de Antigua, aunque también tenía ranchería. Nosotros de niños crecimos en medio de las rancherías, jugando a veces con los hijos de los rancheros, aunque luego nosotros fuéramos a comer y vivir aparte y ellos aparte. Había otra finca que tenía cuadrilleros. La finca se llamaba Chalabal, era cerca de Patzún, departamento de Chimaltenango, gente kakchikel. Bajaban las cuadrillas para los cortes de café. Entonces así crecimos nosotros, teníamos una relación con la gente de las fincas pero siempre una relación de distinta clase. No percibíamos nosotros la explotación, sólo la pobreza de ese tiempo. La gente vivía descalza. Ahora apenas se encuentra gente descalza. No sabían leer, las casas eran ranchos de paja, mucha pobreza y desnutrición. Represión en la finca, yo sólo vi una vez que el administrador que era un español… Subimos con él donde estaban los cuadrilleros, a caballo lo hacíamos como en una hora. Tenía a la gente reunida, todos estábamos de pie y los cuadrilleros también. Todos debajo de los árboles. No había una casa de reunión. En eso, de repente apareció una bestia y el español dijo: ‘esto, qué está haciendo aquí’. Ellos tenían que tener todos los animales identificados, no podían meter animales a repastar sin identificarlos. Entonces el administrador se puso furioso y le pegó una cachetada en la cara al “indio”, decíamos nosotros en ese entonces, que hasta le sangraron los dientes. Toda la gente se quedó helada. No hubo ninguna reacción y yo no sé si el administrador iba armado. ¡Tal vez sí llevaba su pistola! Pero no era tanto la pistola, sino que así tenía que ser, era la fuerza de su autoridad. Eso fue lo que vivimos. También te tengo que decir que cuando era niño perdí a mi madre. Un vacío de ternura irremplazable para toda la vida. Estábamos celebrando el cumpleaños de mi padre en una finca chiquita cerca de la capital y al día siguiente murió. |
Preguntas GeneradorasEditar
- Por qué...
- Cuándo...
- Qué piensas de...
- Cómo debiera...
NotasEditar
- ↑ Sandoval García, Carlos (2011). Ricardo Falla: un viaje de toda la vida. Anuario de Estudios Centroamericanos, Universidad de Costa Rica, 37: 357-381. Pp. 359-360