El patriarcado
Si nos detenemos a analizar nuestra sociedad o cual quier otra que conozcamos es fácil encontrar una característica común, la mayor parte de los puestos de poder en órganos políticos, económicos, religiosos y de seguridad están ocupados en su inmensa mayoría por hombres. Este poder los dota de privilegios que implican la dominación y el sometimiento de las mujeres. Este tipo de sociedades se llaman “patriarcales”.
En el ámbito público el término “ceguera de género” se utiliza cuando una política, programa o proyecto no responde a las necesidades e intereses de las mujeres porque no fueron tenidas en cuenta en su elaboración. Este modelo no solo existe en el ámbito público, sino que se reproduce también en el privado, sometiendo los cuerpos de las mujeres. En una sociedad patriarcal la principal herramienta de dominación es la violencia contra las mujeres.
Algunas definiciones de patriarcado
“La antropología ha definido el patriarcado como un sistema de organización social en el que los puestos clave de poder (político, económico, religioso y militar) se encuentran, exclusiva o mayoritariamente, en manos de varones. Ateniéndose a esta caracterización, se ha concluido que todas las sociedades humanas conocidas, del pasado y del presente, son patriarcales. Se trata de una organización histórica de gran antigüedad que llega hasta nuestros días. En efecto, consideremos uno a uno los aspectos del poder a los que se refiere esta definición y veremos que somos incapaces de dar un solo ejemplo que no corresponda a ella” (Alicia Puleo).
“En una forma de organización política, económica, religiosa y social basada en la idea de autoridad y liderazgo del varón, en la que se da el predominio de los hombres sobre las mujeres; del esposo sobre la esposa; del padre sobre la madre, los hijos y las hijas; de los viejos sobre los jóvenes y de la línea de descendencia paterna sobre la materna. El patriarcado ha surgido de una toma de poder histórico por parte de los hombres, quienes se apropiaron de la sexualidad y reproducción de las mujeres y de su producto, los hijos, creando al mismo tiempo un orden simbólico a través de los mitos y la religión que lo perpetúan como única estructura posible” (Dolors Renau, citada por Nuria Varela).
Para poder perpetuar este tipo de sistema social a través de la historia, se han desarrollado y mantenido un conjunto de prácticas materiales y culturales que favorecen el acceso a los puestos de toma de decisiones a los hombres. Desde esta posición tienen acceso privilegiado a los recursos, motivo por el que siguen perpetuando estas prácticas. Gracias a los sistemas de cuotas, el nivel de desarrollo de los países y los regímenes democráticos comienzan a cambiar la rigidez de estas estructuras, facilitando el acceso de las mujeres a los puestos de toma de decisiones para que puedan aportar desde otra mirada.
En una sociedad patriarcal la violencia utilizada para controlar a las mujeres se manifiesta en muchas formas, como la discriminación, el acoso de diversos tipos, incluido el sexual, el matrimonio infantil, los embarazos tempranos, el infanticidio femenino, la venta de las mujeres para el matrimonio, entre otros. Hay otros crímenes relacionados con el honor, por ejemplo, obligar a las mujeres violadas a casarse con su agresor, el luto de por vida o el obligar a las viudas a casarse con un familiar de su esposo fallecido y la falta de acceso a la vida pública.
Los Estados imponen sanciones, sin embargo, también es obligación del Estado asegurar la protección de sus ciudadanas y su acceso a una vida libre de violencia. Dado que los asesinatos en el mundo siguen aumentando, las mujeres han impulsado leyes contra el feminicidio.
De acuerdo con el Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe (OIG) de las Naciones Unidas (2014), Honduras es el país de la región con el mayor número total de femicidios. Las tasas más altas a nivel regional corresponden a El Salvador y República Dominicana. En términos de números absolutos, Argentina y Guatemala se ubican en segundo y tercer lugar, con más de 200 femicidios cada uno en 2014.
En América Latina son 15 los países que contemplan en su legislación el delito por feminicidio o femicidio.
México, 2007.
Guatemala, 2008.
Honduras, 2013.
El Salvador, 2010.
Nicaragua, 2012.
Costa Rica, 2007.
Panamá, 2013.
Colombia, 2008.
Venezuela, 2007.
Ecuador, 2014.
Perú, 2011.
Bolivia, 2013.
Brasil, 2015.
Chile, 2012.
Argentina, 2012.
Fuente: Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe. CEPAL.
https://oig.cepal.org/es/laws/1/country/guatem
¿Femicidio y feminicidio?
Por Marcela Lagarde y de los Ríos
Es preciso aclarar que hay feminicidio en condiciones de guerra y de paz. La categoría feminicidio es parte del bagaje teórico feminista. Sus sintetizadoras son Diana Russell y Jill Radford. Su texto es Femicide. The politics of woman killing.
La traducción de femicide es femicidio. Sin embargo, traduje femicide como feminicidio y así la he difundido. En castellano femicidio es una voz homóloga a homicidio y sólo significa asesinato de mujeres. Por eso para diferenciarlo preferí la voz feminicidio y denominar así al conjunto de hechos de lesa humanidad que contienen los crímenes y las desapariciones de mujeres.
El feminicidio es el genocidio contra mujeres y sucede cuando las condiciones históricas generan prácticas sociales que permiten atentados contra la integridad, la salud, las libertades y la vida de las mujeres. En el feminicidio concurren en tiempo y espacio, daños contra mujeres realizados por conocidos y desconocidos, por violentos, violadores y asesinos individuales y grupales, ocasionales o profesionales, que conducen a la muerte cruel de algunas de las víctimas. No todos los crímenes son concertados o realizados por asesinos seriales: los hay seriales e individuales, algunos son cometidos por conocidos: parejas, parientes, novios, esposos, acompañantes, familiares, visitas, colegas y compañeros de trabajo; también son perpetrados por desconocidos y anónimos, y por grupos mafiosos de delincuentes ligados a modos de vida violentos y criminales. Sin embargo, todos tienen en común que las mujeres son usables, prescindibles, maltratables y desechables. Y, desde luego, todos coinciden en su infinita crueldad y son, de hecho, crímenes de odio contra las mujeres.
Para que se dé el feminicidio concurren de manera criminal, el silencio, la omisión, la negligencia y la complicidad de autoridades encargadas de prevenir y erradicar estos crímenes. Hay feminicidio cuando el Estado no da garantías a las mujeres y no crea condiciones de seguridad para sus vidas en la comunidad, en la casa, ni en los espacios de trabajo de tránsito o de esparcimiento. Más aún, cuando las autoridades no realizan con eficiencia sus funciones. Por eso el feminicidio es un crimen de Estado.
El feminicidio se conforma por el ambiente ideológico y social de machismo y misoginia, de violencia normalizada contra las mujeres, y por ausencias legales y de políticas de gobierno, lo que genera condiciones de convivencia insegura para las mujeres, pone en riesgo la vida y favorece el conjunto de crímenes que exigimos esclarecer y eliminar.
Contribuyen al feminicidio el silencio social, la desatención, la idea de que hay problemas más urgentes, y la vergüenza y el enojo que no amenazan a transformar las cosas sino a disminuir el hecho y demostrar que no son tantas “las muertas”.
NOTA: feminicidio es más amplio que femicidio porque tiene un componente político y de incidencia en el que señala que los asesinatos sistemáticos de mujeres por el hecho de serlo suceden porque el Estado no pone los medios necesarios para proteger a sus ciudadanas.
En Guatemala, solo se utiliza el término femicidio, ratificado para la región en la Cumbre Judicial Iberoamericana en 2014, definido en la Ley contra el Femicidio y otras formas de violencia contra la mujer 22-2008
Otros países como México y El Salvador utilizan feminicidio.
Los casos por el delito de femicidio y femicidio en grado de tentativa registrados en los juzgados de primera instancia penal han continuado aumentando durante esta década, pasando de 101 en 2012 a 241 en 2018. Cabe resaltar que Guatemala es uno de los departamentos que más casos registra, seguido de Chiquimula y Quetzaltenango[1].
NotasEditar
- ↑ Unidad de Información Pública, Organismo Judicial, 2019.
El género es un conjunto de valores, creencias e ideas sobre los comportamientos y actividades que en una determinada cultura son adecuados para las mujeres y los que son adecuados para los hombres, es decir, su identificación con la femineidad y con la masculinidad.
Son los pensamientos, sentimientos y comportamientos expresados dentro de un grupo particular, varía dependiendo de la cultura, la persona y la época
Término introducido por Le Boterf, entendido como los conocimientos, procedimientos y actitudes que es preciso emplear para resolver una situación. Unos son recursos internos, que posee la persona, tales como conocimientos, procedimientos y actitudes
(En fonología) Destrezas fonológica que consiste en distinguir los distintos “sonidos” o fonemas.
Destrezas fonológica que consiste en quitar un fonema o sílaba.
Espacio vital en el que se desarrolla el ser humano. Conjunto de estímulos que condicionan al ser humano desde el momento mismo de su concepción.