Cómo aprendemos: 7 mitos y 13 lecciones

Busca en cnbGuatemala con Google

Stanislas Dehaene
Stanislas Dehaene

Stanislas Dehaene es autor de ¿Cómo aprendemos? Los cuatro pilares con los que la educación puede potenciar los talentos de nuestro cerebro.[1] En esta publicación hace un recuento de los hallazgos más importantes de la neurociencias, la psicología cognitiva, la informática y la pedagogía acerca de la forma en que aprendemos. Con ello no solo saca en claro los detalles sobre cómo opera nuestra mente, sino que nos invita a renunciar de una vez a muchos mitos sobre el aprendizaje que arrastra la pedagogía de tiempos cuando aún no podíamos estudiar con tanta cercanía la operación de nuestro cerebro y sus neuronas.

Si no leyeras otro libro este año —cosa imposible en quien se considere docente— sin duda tendría que ser este. El libro concluye con una compilación de mitos a despejar y lecciones indispensables. Revísalos ahora, pero asegúrate de buscar y leer con detenimiento lo que nos cuenta el autor. Además de informado es ameno.

Dehaene es notable por sus estudios sobre las bases neuronales de la lectura, la cognición numérica y la conciencia. Desde 2017 es profesor en el Collège de France y, desde 1989, director de la Unidad INSERM 562, "Neuroimagen cognitiva". Cuenta con una maestría en matemática y un doctorado en psicología experimental.[2] Otras publicaciones suyas incluyen Aprender a leer: De las ciencias cognitivas al aula[3] y El cerebro matemático: Cómo nacen, viven y a veces mueren los números en nuestra mente[4].

Introducción, Autoexamen: ¿qué sabes ya?, Información nueva, Ideas clave, Planificación, Conclusiones

¿Qué sabes ya?Editar

Antes de leer este resumen, revisa lo que sabes ya sobre las bases científicas del aprendizaje. ¿Qué se ha demostrado acerca de cómo funciona nuestro cerebro, cómo aprende y qué podemos hacer para potenciar su fabulosa capacidad? Lee las siguientes preguntas y selecciona las respuestas que consideres correctas. Cuando las completes selecciona el botón azul [Enviar] abajo para ver tu resultado. Repetiremos el ensayo al final. Podría sorprenderte lo que descubras.

1 Los objetivos de aprendizaje y los enunciados de competencia son guías para el docente, no para el estudiante. Es preferible decir al estudiante qué hacer.

Verdadero
Falso

2 Nuestro cerebro al nacer es como un recipiente vacío. Lo que pongamos en él determina lo que serán y lo que sabrán.

Verdadero
Falso

3 Hay que dar más instrucciones que preguntas a los estudiantes.

Verdadero
Falso

4 Falta poco para que la inteligencia artificial alcance a la inteligencia humana.

Verdadero
Falso

5 El cerebro al nacer es infinitamente maleable. Cómo se desarrolle depende solo del entorno.

Verdadero
Falso

6 Es preferible detectar pronto a los estudiantes que no se esfuerzan y darles tareas más sencillas. Algunas personas no nacen para estudiar.

Verdadero
Falso

7 Los adolescentes son perezosos porque quieren distanciarse de sus padres. Debemos levantarlos temprano para que aprendan disciplina.

Verdadero
Falso

8 Un salón de clases con muchos rótulos e información ayuda a que el estudiante absorba mucho conocimiento.

Verdadero
Falso

9 Los errores son señal de que el estudiante no se está esmerando. La disciplina contribuye a que pongan atención.

Verdadero
Falso

10 Para aprender algo, una sesión larga de estudio hace que el conocimiento se consolide, mientras que muchas sesiones cortas distraen y hacen perder el tiempo.

Verdadero
Falso


Siete mitos a despejarEditar

  1. Los niños no son tablas rasas: ya en el primer año vienen equipados con gran cantidad de información sobre objetos, números, probabilidades, espacio y personas.
  2. El cerebro del niño no es una esponja que absorbe todo obedientemente de su ambiente. Aún las disrupciones sensoriales no evitan desarrollar conceptos abstractos.
  3. El cerebro no es una red infinitamente maleable de neuronas. Ya al nacimiento tenemos estructuras claramente diferenciadas y la plasticidad cerebral solo ajusta las últimas conexiones.
  4. El aprendizaje no ocurre por exposición pasiva. Los niños son pequeños científicos que generan hipótesis y prueban modelos que proyectan sobre el mundo exterior.
  5. Los errores no son señal de un mal estudiante, sino una parte integral del aprendizaje que permite al cerebro ajustar sus modelos cuando detecta una discrepancia entre sus modelos y la realidad.
  6. El sueño no es simplemente descanso: es parte integral del aprendizaje en que se revisan y modelan las experiencias a ritmo acelerado.
  7. Las máquinas hoy no son capaces de superar el aprendizaje del cerebro humano: al menos por ahora sigue siendo mucho más efectivo y eficiente procesador probabilístico que extrae el máximo de información de los datos del día.

Trece lecciones para la educaciónEditar

  1. No subestimes a los niños. Desde el nacimiento cuentan con un sofisticado conjunto de habilidades y conocimientos: conceptos sobre objetos, sentido del número, habilidad lingüística, conocimiento de la psicología de las personas que son las bases para la ciencia, el lenguaje y la filosofía. Aprovéchalos.
  2. Aprovecha los períodos sensibles de desarrollo cerebral. En los primeros años se crea una miríada de sinapsis y los niños debieran a exponerse a un segundo lenguaje, entre otros conocimientos. Esto se extiende al menos hasta la adolescencia.
  3. Enriquece el ambiente. El cerebro del niño es más que un supercomputador. Debemos respetarlo y darle lo que necesita para crecer: manipulables, conversaciones serias, preguntas retadoras, diversos idiomas.
  4. Supera el error de pensar que hay estilos distintos de aprendizaje. Todos circuitos y reglas de funcionamiento cerebral muy parecidos. Las diferencias están más en lo que sabemos en un momento dado y por esto el diagnóstico es muy importante.
  5. Pon atención a la atención. La atención es la puerta del aprendizaje. Debemos capturar la atención del niño y dirigirlo a lo que necesita si queremos que aprenda. Hay que evitar clases con distractores.
  6. Mantén a los niños activos, curiosos, involucrados y autónomos. Un estudiante pasivo aprende muy poco. Despierta su curiosidad e involucra su inteligencia.
  7. Haz que cada día en la escuela se pueda disfrutar. Los circuitos de recompensa cerebral son moduladores esenciales de la plasticidad cerebral. Más que el premio material, son las sonrisas, el aliento y la percepción del progreso propio. Debemos eliminar la ansiedad, especialmente en matemáticas.
  8. Alienta el esfuerzo. Placer no es igual que sin esfuerzo y puede llevar a los niños a pensar que si no es fácil será por que son todos. Adopta una mentalidad de crecimiento, no una mentalidad fija.
  9. Ayuda a los estudiantes a profundizar su pensamiento. Siempre apunta al aprendizaje profundo.
  10. Fija objetivos de aprendizaje claros y asegúrate que los estudiantes los conozcan claramente. Los estudiantes aprenden mejor cuando tienen claro el objetivo del aprendizaje, saben lo que se espera de ellos y pueden mantenerse enfocados en ello.
  11. Acepta y corrige los errores. Nuestro cerebro necesita mensajes de error para ajustar sus modelos mentales. No castiguemos el error, pero corrijámoslo tan pronto como sea posible con retroalimentación precisa y sin crear ansiedad.
  12. Practica regularmente. No basta aprender una vez. Hay que consolidar lo que se aprende para hacerlo automático, inconsciente y reflexivo. La práctica espaciada —múltiples sesiones breves en vez de una sola sesión larga— es la mejor estrategia.
  13. Deja que los estudiantes duerman. El sueño es una parte esencial del aprendizaje. Dejemos que los niños duerman largo y profundo. El repaso de un problema inmediatamente antes de dormir es una buena práctica. Y los adolescentes necesitan dormir más tarde: tienen el horario corrido.

Cuatro lemas para adoptarEditar

  1. Plena concentración
  2. Participa en clase.
  3. Aprende de tus errores.
  4. Practica cada día, aprovecha cada noche.

NotasEditar

  1. Dehaene, Stanislas (2019). ¿Cómo aprendemos? Los cuatro pilares con los que la educación puede potenciar los talentos de nuestro cerebro. Buenos Aires. Siglo XXI Editores. Disponible en versión impresa o digital desde Amazon.
  2. Colaboradores de Wikipedia. Stanislas Dehaene [en línea]. Wikipedia, La enciclopedia libre, 2020 [fecha de consulta: 20 de diciembre del 2020]. Disponible en <https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Stanislas_Dehaene&oldid=129486447>.
  3. Dehaene, Stanislas (2015). Aprender a leer: De las ciencias cognitivas al aula. Buenos Aires. Siglo XXI Editores. Disponible en versión digital en Amazon.
  4. Dehaene, Stanislas (2007, 2016). El cerebro matemático: Cómo nacen, viven y a veces mueren los números en nuestra mente. Buenos Aires. Siglo XXI Editores. Disponible en formato impreso y digital en Amazon.

Término utilizado, a menudo, como un saber hacer. Se suele aceptar que, por orden creciente, en primer lugar estaría la habilidad, en segundo lugar la capacidad, y la competencia se situaría a un nivel superior e integrador. Capacidad es, en principio, la aptitud para hacer algo. Todo un conjunto de verbos en infinitivo expresan capacidades (analizar, comparar, clasificar, etc.), que se manifiestan a través de determinados contenidos (analizar algo, comparar cosas, clasificar objetos, etc.). Por eso son, en gran medida, transversales, susceptibles de ser empleadas con distintos contenidos. Una competencia moviliza diferentes capacidades y diferentes contenidos en una situación. La competencia es una capacidad compleja, distinta de un saber rutinario o de mera aplicación.

Espacio vital en el que se desarrolla el ser humano. Conjunto de estímulos que condicionan al ser humano desde el momento mismo de su concepción.

Capacidad o destreza para hacer algo bien o con facilidad.

Conjunto de sonidos articulados con que el hombre manifiesta lo que piensa o siente (DRAE). Facultad que sirve para establecer comunicación en un entorno social, se le considera como un instrumento del pensamiento para representar, categorizar y comprender la realidad, regular la conducta propia y de alguna manera, influir en los demás.

Identificación de una enfermedad a partir de sus síntomas. También: acción y efecto de recoger y analizar datos para evaluar problemas de diversa naturaleza.