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Hay más cosas que merecen ser aprendidas que tiempo disponible para enseñarlas, así que es esencial que el limitado tiempo de clases se aproveche de manera efectiva. Los maestros efectivos destinan más tiempo a lecciones y actividades de aprendizaje que a pasatiempos no académicos que sirven muy poco o nada a los propósitos curriculares; sus alumnos utilizan más horas cada año en actividades relacionadas con el currículo que las dedicadas por los estudiantes de otros maestros que están menos enfocados a los objetivos educativos.
 
Hay más cosas que merecen ser aprendidas que tiempo disponible para enseñarlas, así que es esencial que el limitado tiempo de clases se aproveche de manera efectiva. Los maestros efectivos destinan más tiempo a lecciones y actividades de aprendizaje que a pasatiempos no académicos que sirven muy poco o nada a los propósitos curriculares; sus alumnos utilizan más horas cada año en actividades relacionadas con el currículo que las dedicadas por los estudiantes de otros maestros que están menos enfocados a los objetivos educativos.
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Los buenos maestros transmiten la noción de que la escuela vale la pena y la importancia de aprovechar al máximo el tiempo disponible. Comienzan y concluyen las lecciones a tiempo, hacen breves los periodos de transición y enseñan a sus alumnos a iniciar las lecciones rápidamente y a mantenerse concentrados en sus tareas. Una buena planeación y preparación los habilita para impartir sus lecciones, sin tener que consultar un manual o ubicar un dato que requiere ser presentado o demostrado. Por la variedad y el grado de desafío, sus actividades y sesiones logran que los alumnos mantengan la atención y que disminuyan las interrupciones debidas al aburrimiento o la distracción.
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Los buenos maestros transmiten la noción de que la escuela vale la pena y la importancia de aprovechar al máximo el tiempo disponible. Comienzan y concluyen las lecciones a tiempo, hacen breves los periodos de transición y enseñan a sus alumnos a iniciar las lecciones rápidamente y a mantenerse concentrados en sus tareas. Una buena [[Tabla de contenidos - Planificación de los aprendizajes|planeación]] y preparación los habilita para impartir sus lecciones, sin tener que consultar un manual o ubicar un dato que requiere ser presentado o demostrado. Por la variedad y el grado de desafío, sus actividades y sesiones logran que los alumnos mantengan la atención y que disminuyan las interrupciones debidas al aburrimiento o la distracción.
    
Los maestros exitosos expresan clara y consistentemente qué esperan de sus alumnos. Al comienzo del año dan las instrucciones precisas sobre los procedimientos que se pondrán en práctica, y subsecuentemente sólo formulan recordatorios a sus alumnos cuando esos procedimientos se hacen necesarios. Controlan adecuadamente el salón de clases, lo que los capacita para responder a los problemas antes de que se tornen inmanejables. Cuando es posible, intervienen de manera que no interrumpen las lecciones ni distraen a los estudiantes mientras trabajan en sus tareas. Enseñan a sus alumnos estrategias y procedimientos para cumplir con las actividades recurrentes, tales como participar en lecciones para toda la clase, involucrarse en discusiones provechosas con los compañeros de clase, evitar transiciones bruscas entre las actividades, trabajar en parejas o en equipos pequeños, resguardar y manejar equipo y pertenencias personales, administrar su proceso de aprendizaje, terminar sus tareas a tiempo, y saber cuándo y cómo solicitar ayuda. El maestro no pone énfasis en la imposición del orden sino en la formación de estudiantes capacitados para manejar por sí mismos su proceso de aprendizaje, de manera que se cumplan sus expectativas, y que las indicaciones, recordatorios y otros mecanismos de control disminuyan mientras avanza el año escolar.
 
Los maestros exitosos expresan clara y consistentemente qué esperan de sus alumnos. Al comienzo del año dan las instrucciones precisas sobre los procedimientos que se pondrán en práctica, y subsecuentemente sólo formulan recordatorios a sus alumnos cuando esos procedimientos se hacen necesarios. Controlan adecuadamente el salón de clases, lo que los capacita para responder a los problemas antes de que se tornen inmanejables. Cuando es posible, intervienen de manera que no interrumpen las lecciones ni distraen a los estudiantes mientras trabajan en sus tareas. Enseñan a sus alumnos estrategias y procedimientos para cumplir con las actividades recurrentes, tales como participar en lecciones para toda la clase, involucrarse en discusiones provechosas con los compañeros de clase, evitar transiciones bruscas entre las actividades, trabajar en parejas o en equipos pequeños, resguardar y manejar equipo y pertenencias personales, administrar su proceso de aprendizaje, terminar sus tareas a tiempo, y saber cuándo y cómo solicitar ayuda. El maestro no pone énfasis en la imposición del orden sino en la formación de estudiantes capacitados para manejar por sí mismos su proceso de aprendizaje, de manera que se cumplan sus expectativas, y que las indicaciones, recordatorios y otros mecanismos de control disminuyan mientras avanza el año escolar.