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¿Qué es el pensamiento crítico y por qué es importante desarrollarlo?/Guía para cultivar el pensamiento (editar)
Revisión del 20:27 8 ene 2021
, hace 3 años→Guion del video
''Si no tiene acceso a internet o al vídeo en el aula utilice este guion para preparar su clase.''
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Los seres humanos somos seres complejos y nuestro pensamiento también lo es. Tenemos una capacidad enorme para razonar, hacer grandes descubrimientos y construir nuevos conocimientos. También tenemos una poderosa capacidad para sentir y esto nos permite apasionarnos, emocionarnos y buscar alcanzar propósitos trascendentales. Sin embargo, a veces podemos dejarnos llevar por la intuición o los impulsos en situaciones donde no es lo más conveniente. Cuando las emociones nos gobiernan por completo, corremos el riesgo de actuar de maneras poco favorables para nosotros mismos o para otras personas.
Los expertos en pensamiento crítico distinguen el pensamiento que se guía por el buen razonamiento (racionalidad) del pensamiento que se guía solamente por la intuición (irracionalidad).
Muchos de los comportamientos que generalmente no son aceptables en una sociedad son producto de la ausencia de la racionalidad. Por ejemplo, matar, robar, engañar o manipular. Miremos por qué…
Cuando actuamos de manera irracional, no nos guiamos por la razón y cuando dejamos de guiarnos también por la razón, y es solamente la intuición la que rige nuestras acciones, podemos correr el riesgo de ser pensadores ingenuos, egocéntricos o sociocéntricos, en lugar de pensadores críticos.
Si nos da pereza guiarnos por la razón, nuestro pensamiento se puede volver ingenuo. Como el de alguien a quien no le interesa comprobar si sus ideas tienen fundamento o no, si sus opiniones y certezas tienen sentido o no. El problema es que la ingenuidad de nuestro pensamiento puede facilitarle a otros el engañarnos o manipularnos. Salir de la ingenuidad también tiene que ver, entonces, con poseer una mayor seguridad y libertad.
El no guiarnos por nuestra razón en circunstancias que así lo demandan, puede hacernos caer muchas veces en un pensamiento egocéntrico. El pensamiento egocéntrico es el que posee una persona que sólo considera sus propias necesidades e intereses y que justifica su comportamiento en esa falsa creencia. El pensamiento egocéntrico puede hacernos perder de vista otras perspectivas y olvidar que la vida de otras personas tiene el mismo valor que la nuestra.
Si tuviéramos un pensamiento egocéntrico podríamos caer también en tener un egocentrismo grupal o pensamiento sociocéntrico. Este es el pensamiento que da lugar a que premiemos el mal comportamiento o la irresponsabilidad de otros de nuestro grupo, por el simple hecho de ser de nuestro grupo. Es producto de pensar que nuestro grupo es superior y que las ideas que lo guían son mejores que las ideas de otros, sin abrirse nunca a cuestionar sus propios comportamientos y formas de pensar para asegurarse de si tienen fundamento o no. Es a raíz de esto que algunas personas hacen de menos a otras, o creen que existen personas que son inferiores. A veces son creencias falsas heredadas por generaciones.
El identificar las barreras para desarrollo del pensamiento es importante para podernos convertir en pensadores críticos. Nosotros mismos, quienes nos rodean y nuestra sociedad como un todo, nos beneficiaremos de ello.
Recordemos que un reto que enfrentamos todos los seres humanos es que la mayoría de las veces es más fácil dejarnos llevar sólo por nuestros impulsos y emociones, aunque esto no sea conveniente para nosotros ni para quienes nos rodean. El razonamiento, en cambio, requiere de un mayor esfuerzo. No es algo que ocurre automáticamente, si bien todas las personas tenemos el potencial de poder hacerlo. ¡Es por ello que debe practicarse!
El contar con ciertas guías para el buen razonamiento nos puede servir para evitar la ingenuidad y el pensamiento egocéntrico y sociocéntrico. Algo que te puede servir es identificar algunas “virtudes” que posee un pensador crítico y ponerlas en práctica todo el tiempo…
Procura tener un pensamiento imparcial o justo. Considera todos los puntos de vista, incluyendo aquellos con los que difieres, sin preferir tus propios sentimientos o intereses o los de tus amigos, tu comunidad o tu nación. No busques sólo tu provecho personal o el de tu grupo.
Cultiva la humildad intelectual diferenciando lo que sabes de lo que no sabes. Sé consciente de tus límites, de tus tendencias y prejuicios y trabaja humildemente en ellos, evitando la pretensión.
Hazte de valentía intelectual desafiando las creencias “que todo el mundo acepta”, incluidas aquéllas con las que te identificas o te atraen. Expresa con confianza tus desacuerdos, brindando razones para ello.
Abraza la empatía. Abre cada vez más tu mente y considera perspectivas distintas a la tuya. Recuerda siempre que la diversidad de perspectivas enriquece la tuya.
Sé una persona intelectualmente íntegra sometiéndote a los mismos estándares que esperas que otras personas cumplan. No esperes de los demás lo que tú mismo no puedes dar.
Persevera y trabaja constantemente en tus frustraciones, sin dejarte vencer, superando las dificultades que encuentres al querer comprender algo o a alguien.
Confía en la razón. Reconoce que el buen razonamiento te ayudará a vivir una vida más sensata y que es central para la construcción de una sociedad más justa. No la abandones, procurando identificar las situaciones en que hacer uso de ella es lo mejor para ti y para los que te rodean.
Desarrolla tu autonomía responsabilizándote de tus propios pensamientos, creencias y valores, es decir, piensa por ti mismo o misma, cuestionando tendencias grupales, lo que dicen los medios de comunicación, lo que se publica en redes e incluso la opinión de quienes consideras autoridades.