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Página creada con «{{Cuentos en familia - largo |tamaño1=400px |tamaño2=400px |tamaño3=400px |tamaño4=400px |tamaño5=400px |texto1=Una noche de verano, la tijereta y la Llorona se encon...»
{{Cuentos en familia - largo
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|texto1=Una noche de verano, la tijereta y la Llorona se encontraron en un cruce de caminos.

La Llorona preguntó a la tijereta:
– ¿Por qué eres tan diferente a otras aves?

Muy sorprendida, la tijereta le respondió:

– No soy diferente a otras aves. ¿Acaso no te das cuenta de que tengo el cuerpo cubierto de plumas, dos alas para volar, un pico para comer, y que me alimento de insectos?
|texto2=–Cierto –respondió la Llorona–, tu cuerpo no es diferente al de otras aves, ni tu manera de alimentarte, pero sí es diferente tu conducta.

A vos te gusta andar por los caminos y no por el bosque como es normal entre las aves.

En lugar de volar por las ramas de los árboles, correteás por el suelo como cualquier animal de cuatro patas.

No sabés cantar como el cenzontle, como la guardabarranca o como la paloma.

Eso decía la Llorona a la tijereta, mientras la observaba detenidamente. Continuó diciéndole:

– Ni siquiera tenés un solo nombre, pues en cada lugar te dan uno distinto.
|texto3=Unos te llaman tijereta; otros, tapacaminos o atajacaminos; otros, pajarito caballero. Hay quienes te dicen correcaminos. Hasta te han puesto mi nombre.

Aunque has de saber que a mí como a vos, también me dan otro nombre, pues algunos me dicen Siguanaba.

Así termino de hablar la Llorona a la tijereta, que se quedó pensativa y triste.
|texto4= La tijereta, entonces, quiso demostrar a la Llorona o Siguanaba que no era diferente a otras aves.

Intentó volar por el cielo, pero lo hizo de una manera tan torpe que cayó a pocos metros.

Se levantó y comenzó a correr de la forma como estaba acostumbraba.

Luego, quiso cantar como un cenzontle, pero lo que le salió del pecho fue un gemido más parecido al llanto de un niño recién nacido.

La Llorona se echó a reír y a remedar el canto de la pobre tijereta.
|texto5=Al oírla, la tijereta se acercó a la Llorona y le dijo:

–Muy bien, me has dicho lo que quieres y quizá tengas razón en algunas cosas. Sin embargo, quiero decirte que me siento orgullosa de ser como soy.

Creo que todos tenemos algo que es real, algo de ser vivo, mientras que vos no sos más que una leyenda de la que se inventan muchos cuentos para asustar a los incautos en los velorios.
|autor=Anónimo
|ISBN=978-9929-743-09-0
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