Círculo de puntos de vista
Esta rutina ayuda a los estudiantes a considerar diversas perspectivas dentro y en relación con un tema y a comprender que las personas pueden pensar y sentir de manera distinta como un aspecto clave de la convivencia.
Esta rutina consta de cuatro pasos:
- Estoy pensando en... tópico... desde el punto de vista de...
- Yo creo... (descripción del tema desde el punto de vista personal). Sé un actor, toma o adopta el papel desde tu punto de vista.
- Una pregunta que yo tengo desde este punto de vista es... (formula la pregunta desde este punto de vista).
- ¿Qué nuevas ideas tienes acerca del tema que antes no tenías?
¿Cuándo y dónde se puede aplicar esta rutina?[editar | editar código]
Es especialmente provechosa a la hora de enfrentarse a un nuevo tema. Ayudar a los estudiantes a hacer una tormenta de ideas, buscar nuevas perspectivas e imaginar diferentes papeles y preguntas derivadas de ese punto de vista. Puede ser utilizada después de leer un libro o un capítulo. Funciona muy bien cuando los estudiantes tienen dificultad para ver los puntos de vista de los demás o se posicionan en visiones extremas. Los temas o tópicos controversiales son ideales para este tipo de rutina.
Consejos para el uso de esta rutina[editar | editar código]
Después de identificar un tema, el maestro pregunta a los estudiantes cuáles son sus puntos de vista. Se puede hacer en grupo o de manera individual. Hay que asegurarse de dar tiempo suficiente a los estudiantes para pensar sobre los diferentes puntos de vista. Si necesitan ayuda para encontrarlos se recomienda usar la siguiente pauta:
- ¿Cómo se ve desde diferentes puntos de vista en el espacio y en el tiempo?
- ¿Quién o qué se vería afectado por eso?
- ¿Quién está involucrado?
- ¿A quién le importa?
Después de esta tormenta de ideas, se pide a cada alumno que escoja un punto de vista. Hay que concederles tiempo para que se preparen para hablar y personificar ese punto de vista, utilizando el esquema descrito arriba para estructurar lo que van a decir.
Una vez que han preparado sus “personajes”, la clase está lista para ponerse en círculo y escenificar las distintas posiciones. Respetando turnos, el educador pedirá a los estudiantes que hablen brevemente acerca del punto de vista que han seleccionado (siempre según el esquema descrito). Se debe invitar a los alumnos a que se pongan de pie y gesticulen. En este punto la discusión debe desarrollarse rápidamente, aprovechando la inmediatez de la experiencia mientras que cada estudiante usa el esquema y presenta una perspectiva. Se espera que el conjunto de respuestas sea amplio y variado, pues cada cual debe esforzarse por exponer un punto de vista único.
Si alguno de los estudiantes escoge el mismo personaje, hay que animarle a presentarlo de manera diferente. Al principio, se notará que se suele asumir cada papel de manera literal, nombrando y describiendo lo que sus personajes ven. En un principio, está bien ayudar a los estudiantes con ejemplos concretos, pero luego se trata de incitarlos a considerar los pensamientos y sentimientos de los personajes más que a describir la escena u objeto.
Para hacer visible el pensamiento, las ideas pueden ser grabadas o escritas en el pizarrón de tal manera que se haga una lista de perspectivas mientras se representan los personajes.
La última cuestión de esta rutina invita a los estudiantes a formular una pregunta desde el punto de vista seleccionado. El profesor debe recoger estas preguntas o pedir a los estudiantes que las escriban y respondan mientras van pensando más acerca del tema que se está estudiando. Una vez que todos han hablado, se puede comenzar una discusión preguntando: ¿Qué nuevas ideas tienen ahora que no tenían antes?, y ¿qué nuevas preguntas tienen?