1.3 ¿Qué se necesita aprender para leer bien?

De CNB
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Para poder leer mas hay que saber leer mejor y no se puede leer mejor si no se lee más”

Foucambert

Los estudiantes aprenden a leer y escribir en la escuela. Son pocas las excepciones en que aprenden en su casa u otro lugar. Siendo así, se puede decir que este aprendizaje depende en gran parte del docente, de la metodología y de las oportunidades que en general la escuela les ofrezca. Para aprender a leer bien, es decir, convertirse en buenos lectores (que comprenden bien un texto), los estudiantes deben dominar tres componentes:

  1. Decodificación eficiente
  2. Comprensión
  3. Crítica

En la enseñanza de la lectura, los procedimientos del o de la docente deben estar orientados a facilitar el aprendizaje de estos tres elementos. Veamos en qué consiste cada uno.

1.3.1 Decodificación eficiente[editar | editar código]

En los primeros años de la vida escolar es común escuchar decir a las madres y padres, maestros y maestras que los estudiantes están “aprendiendo a leer”. Se están refiriendo a la acción de reconocer letras o códigos y asociarlas para formar palabras, es decir, la decodificación.

La capacidad de decodificar está muy ligada con tres elementos: precisión, velocidad y fluidez.

a. Precisión: también se le conoce como exactitud al leer. Se refiere a la identificación correcta de las letras que están en el texto. Puede haber mala decodificación si la niña o el niño confunden la “b” con la “d” y entonces leerá por ejemplo: bebo por dedo.

Cuando al leer hay falta de precisión se cambian las palabras que están escritas por otras. Esto puede suceder porque al leer, los estudiantes sustituyen letras, sílabas e incluso palabras completas. Por ejemplo, leen gota en lugar de rota, o bien, agregan otras: bonitos por bonito. También pueden omitirlas o saltárselas: pedaño en lugar de peldaño, vetana por ventana o cambiar el orden: Grabiel por Gabriel, colodaro en vez de colorado.

b. Velocidad: es otro aspecto importante para decodificar bien. Se define como la cantidad de palabras que se leen silenciosamente en un determinado tiempo.

Hemos visto que para una buena decodificación es necesario ser preciso en la identificación de los códigos o letras, pero también se necesita leer a determinada velocidad. Es importante que los estudiantes al leer, alcancen cierta velocidad para poder comprender. Una persona que lee muy despacio no podrá captar el significado de la oración o el párrafo. Por ejemplo:

Al-gu-nas -es-pe-cies- de- pin-güi-nos- pa-san- la- ma-yor- par-te- del- ti- em-po- na-dan-do- o- su-mer-gi-dos- en- los- o-cé-a-nos,- a-le-ja-dos- de- ti-e-rra- fir-me.

Al hacer la lectura de esta manera se dificulta la comprensión del contenido del texto. Esto es porque la mente se concentra en convertir las letras en palabras o en reconocer las palabras una a una y no en buscar el significado de las oraciones y del párrafo. Esto es normal que suceda en los primeros años escolares, pero luego, deben leer a una velocidad mayor que facilite su comprensión.

Note ahora la diferencia cuando se lee con velocidad adecuada:

Algunas especies de pingüinos pasan la mayor parte del tiempo nadando o sumergidos en los océanos, alejados de tierra firme.

En el primer ejercicio de lectura de la oración de los pingüinos, al leer así, el niño ve letras y sílabas. En el segundo, reconoce palabras completas y el conjunto de palabras, lo cual facilita la comprensión de lo leído.

Este ejercicio permite reconocer que se necesita cierta velocidad de lectura para poder comprender. Sin embargo, hay que tener presente que velocidad y comprensión no es lo mismo. Se puede leer muy rápido y no comprender nada.

Cuando las niñas y niños ya usan la lectura silenciosa, de tercero primaria en adelante, se puede incrementar su velocidad. Esto se logra leyendo todos los días, aunque no sea mucho tiempo.

c. La fluidez es otro elemento necesario para una decodificación eficiente. Se expresa en la lectura oral.

La fluidez se refiere a “leer con velocidad, precisión y expresión adecuada sin atención consciente, realizar múltiples tareas de lectura (por ejemplo, el reconocimiento de palabras y comprensión), al mismo tiempo”[1]. El propósito de desarrollar la fluidez es lograr que la decodificación sea automática, es decir, que no necesite atención consciente del lector para el proceso de descifrar los signos, y así pueda concentrarse en la comprensión. Al momento de leer, la fluidez funciona como un puente entre el reconocimiento de las palabras y su comprensión.

Observe el siguiente texto:

Don T o m á s... c om ... pró... cuat ro... bur ..rros... montó.. enunoy... vol vió..asu... casa...por el...camino...los...los...contó...un o...dos ytres...no...conta..taba... el ...que... mon...taba...ya... ensu.... casa...dijo...asu mujer... Mira...he ...comp rado... cua... tro...burros... y... traigo...sólo... t res... me...han... roba do... uno...

¿Ha escuchado a algunos estudiantes que leen de esta manera? Ahora, observe cómo lo leerían algunos niños y niñas:

Don Tomás compró cuatro burros. Montó en uno y volvió a su casa.
Por el camino los contó: uno, dos y tres. No contaba el que montaba.
Ya en su casa dijo a su mujer:
¡Mira!, he comprado cuatro burros y traigo sólo tres, Me han robado uno.

Estos textos ilustran qué es la fluidez. El primero ejemplifica un nivel en el que los estudiantes necesitan mucho apoyo, pues no leen los signos de puntuación, fragmentan las palabras, hacen agrupamientos incorrectos de letras y sílabas, tienen dificultades para unir las letras de una palabra, etc. En general hay problemas de ritmo y entonación. El segundo, por el contrario, es un ejemplo de un nivel avanzado de fluidez lectora.

Cuando hay problemas de fluidez, los estudiantes, también pueden leer cometiendo errores de repetición (el lector reitera o repite una sílaba o palabra ya leída), de vacilación (titubear o dudar antes de leer) y de rectificación (error de precisión que espontánea e inmediatamente se corrige).

Las acciones fundamentales para desarrollar la fluidez son: escuchar modelos de lectores fluidos tales, como maestros, textos grabados, compañeros, etc., la oportunidad de leer múltiples textos y el acompañamiento.

Algunas sugerencias para practicar la fluidez en el aula son:

  • Leer en voz alta utilizando diferentes tipos de lectura: individual, en parejas, coral, dirigida, siempre y cuando se usen textos apropiados al nivel de aprendizaje de los estudiantes, lo que implica contar con textos de diferentes niveles.
  • Ofrecer a los estudiantes modelos de lectura: es importante que cuenten con modelos de personas que leen con propiedad de forma fluida, con la entonación y pausas correspondientes según el texto, como por ejemplo, el docente, compañeros, textos grabados, etc. Durante las clases, el docente puede modelar utilizando lecturas de los libros de texto, de cualquier área. Cuando lea debe tratar de dar expresión a la voz para facilitar que se comprenda el sentido de la lectura: dramatizar los diálogos, enfatizar los sentimientos, manejar el volumen de la voz, por ejemplo: bajándolo para crear suspenso y luego subirlo, leer con rapidez o más despacio para hacer sentir la emoción de la escena, etc.
  • Practicar la lectura alumno-alumno: se trata de que con alguna frecuencia, por ejemplo una vez a la semana, durante 10 o 15 minutos, los estudiantes leen en voz alta a otros compañeros y compañeras, pequeñas lecturas o fragmentos de algunos textos, para ello pueden utilizar revistas, noticias del periódico, narraciones, poesías, etc.
  • Practicar la lectura en eco: consiste en que el docente lee una frase u oración y luego los estudiantes repiten leyendo el texto. El ejercicio puede repetirse con varias oraciones o unidades con sentido. Se recomienda usar esta técnica con textos cortos pero significativos y acordes con el nivel de aprendizaje de los estudiantes.

Estos ejercicios ayudarán a que la decodificación sea automática. Por ello, le invitamos a que los practique con sus estudiantes de manera periódica. Notará los cambios.

Copie y complete el esquema que aparece a continuación, describa qué es la decodificación y las características que debe reunir para que sea eficiente. Este ejercicio realimentará su aprendizaje.

Decodificación eficiente.png

¿Cómo medir la velocidad y fluidez?

La velocidad y fluidez lectora son crecientes con la edad y conforme aumenta el grado escolar. Así como los grandes deportistas lo hacen, practicando a diario, la lectura silenciosa y oral se deben ejercitar leyendo todos los días. Es necesario entonces, medir la velocidad y fluidez periódicamente, así, cada estudiante podrá conocer su progreso y nivel de logro y el docente también. Es importante considerar que la lectura silenciosa es más rápida que la oral, por lo que al realizar estas mediciones los resultados varían entre una y otra.

La velocidad lectora se mide durante la lectura silenciosa y se hace estableciendo la cantidad de palabras que se leen por minuto.

Esto se puede hacer de la siguiente manera:

  1. Seleccione una lectura adecuada al grado en que están los estudiantes.
  2. Pídales que lean el texto y tome el tiempo: un minuto. Avíseles cuándo deben empezar, y cuando el minuto haya finalizado. Explique que deben leer el texto a la velocidad que necesiten para comprenderlo bien.
  3. Los estudiantes deben contar las palabras que leyeron. Los artículos y conectores tales como el, la, los, las, un, de, por, que, y, ni, también se cuentan como palabras.

Hay otra forma de medir la velocidad lectora:

  1. Leer textos completos, de una o dos páginas y tomar el tiempo al final.
  2. Contar la cantidad de palabras leídas, dividirlas entre el tiempo que utilizó el estudiante, convertido en segundos y multiplicado por 60.

Cálculo de velocidad lectora.png

Ejemplo de cálculo de velocidad lectora.png

Notas[editar | editar código]

  1. Division of Research and Policy, 2002

Término utilizado, a menudo, como un saber hacer. Se suele aceptar que, por orden creciente, en primer lugar estaría la habilidad, en segundo lugar la capacidad, y la competencia se situaría a un nivel superior e integrador. Capacidad es, en principio, la aptitud para hacer algo. Todo un conjunto de verbos en infinitivo expresan capacidades (analizar, comparar, clasificar, etc.), que se manifiestan a través de determinados contenidos (analizar algo, comparar cosas, clasificar objetos, etc.). Por eso son, en gran medida, transversales, susceptibles de ser empleadas con distintos contenidos. Una competencia moviliza diferentes capacidades y diferentes contenidos en una situación. La competencia es una capacidad compleja, distinta de un saber rutinario o de mera aplicación.

convertir los grafemas en fonemas cuando se lee, dar el sonido que le corresponde a cada letra escrita.

(En lectura). Capacidad de leer un texto con entonación, ritmo, precisión y velocidad adecuada. El propósito de desarrollar la fluidez es lograr que la decodificación sea automática, para facilitar la comprensión.

(En escritura). Se refiere a la automatización de los movimientos de escritura. Si el estudiante escribe con fluidez puede concentrarse en la producción de textos.

Combinación de dos o más palabras usadas con valor comunicativo. La frase puede ser parte de una oración o usarse de manera independiente.