Tecnología y enseñanza de otros idiomas

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Los maestros deben usar los materiales disponibles de manera efectiva y eficiente.

Se supone que la tecnología ayuda al usuario a lograr un propósito. Los profesores de idiomas a menudo olvidan que la tecnología primaria en la que se basa su profesión son los libros, el papel y los lápices. Para los profesores de idiomas, los libros pueden ser libros de texto, por supuesto, pero el término "libros" debe referirse principalmente a textos escritos para una audiencia en particular sobre temas que les interesan. Para los estudiantes más jóvenes, tales libros pueden contener información, por ejemplo, sobre el clima, volcanes, civilizaciones antiguas o animales interesantes. Para los alumnos mayores, los libros pueden contener información sobre la aeronáutica o el deporte. Cualquiera que sea el entorno, es la alfabetización –la capacidad de leer acerca de un fenómeno y de escribir sobre él– que es el núcleo de la enseñanza de las lenguas. La tecnología más importante que los profesores poseen es una biblioteca de clases llena de libros que sus alumnos pueden aprender y disfrutar. Cada salón de clases también debe tener materiales de escritura (papel, lápices, bolígrafos y marcadores) que permitan a los estudiantes trabajar con el lenguaje y hacerlo propio. Los estudiantes deben ser participantes activos en su propio aprendizaje. No hay actividad más importante que hacer vínculos activos entre la lectura y la escritura.

Desafortunadamente, el mundo moderno a menudo intenta convencer a los maestros que las computadoras y el software son sustitutos de libros, bolígrafos y papel. Claramente, nunca serán sustitutos. Sin embargo, las computadoras han cambiado nuestras ideas sobre lo que está disponible. Si los profesores tienen fácil acceso a Internet y a una impresora, tienen una enorme fuente de materiales lingüísticos actualizados y auténticos al alcance de sus manos que es casi libre de costo. Esta situación, por supuesto, va acompañada de un enorme riesgo. El material debe ser filtrado cuidadosamente. A veces, el uso de la lengua es demasiado bajo o inapropiado. En otras ocasiones, el lenguaje puede ser demasiado difícil. Muchos materiales basados ​​en Internet pueden ser inadecuados para la edad y la cultura. Lo que los maestros pueden ganar en conveniencia y autenticidad, pueden perder con contenido complicado e inadecuado. El punto importante es que los profesores deben ver la tecnología moderna como una fuente de materiales de alta calidad que reflejan la cultura y las personas que hablan el idioma que se está aprendiendo. La tecnología no debe verse en la enseñanza de idiomas como el lugar donde se aprende, sino como una herramienta.

Algunas tecnologías menos costosas, como los teléfonos celulares, pronto jugará un papel en la mayoría de las clases. Los maestros deben trabajar con esta tecnología en lugar de contra ella. Los libros de texto pueden ser entregados a través de Internet. Lo mismo es cierto para los libros de comercio. Muchos estudiantes ya descargan música y videos. Deben ser alentados a utilizar ese conocimiento para descargar libros en el idioma que están aprendiendo. Muchas herramientas, como corrector ortográfico, corrector de gramática y dispositivos de traducción rápida, también están disponibles y asequibles. Los estudiantes necesitan aprender cómo utilizar estas herramientas. Los dispositivos de traducción son particularmente interesantes. Sin embargo, los estudiantes deben tener cuidado. A veces estas traducciones pierden la sutileza de la lengua y debe enseñarse a los estudiantes a ver que es más importante saber realmente un idioma para aceptar una traducción automática y no al contrario. Este punto será obvio si los maestros han trabajado desde el principio para ayudar a los estudiantes a hacer suyo el idioma y no verlo como algo abstracto.

Los maestros deben usar la tecnología para hacer conexiones con otros maestros y aulas enfocadas en el idioma en que se ocupan. Conectar a los estudiantes individuales con otros estudiantes que hablan el idioma que están aprendiendo es una oportunidad importante para que los estudiantes practiquen el lenguaje fuera del aula. En los contactos fuera del aula, las características del lenguaje como la morfología, la pronunciación y la elección de palabras caen en su lugar como portadoras de significado y no sólo como elementos a aprender.

Lecturas sugeridas[editar | editar código]

  1. Blake, R. (2008). Brave new digital classroom. Washington, DC: Georgetown UP.
  2. Hubbard, P.; Levy, M. (eds.) (2006). Teacher education in CALL. Philadelphia, PA: John Benjamins

Término utilizado, a menudo, como un saber hacer. Se suele aceptar que, por orden creciente, en primer lugar estaría la habilidad, en segundo lugar la capacidad, y la competencia se situaría a un nivel superior e integrador. Capacidad es, en principio, la aptitud para hacer algo. Todo un conjunto de verbos en infinitivo expresan capacidades (analizar, comparar, clasificar, etc.), que se manifiestan a través de determinados contenidos (analizar algo, comparar cosas, clasificar objetos, etc.). Por eso son, en gran medida, transversales, susceptibles de ser empleadas con distintos contenidos. Una competencia moviliza diferentes capacidades y diferentes contenidos en una situación. La competencia es una capacidad compleja, distinta de un saber rutinario o de mera aplicación.

Proceso mecánico mediante el cual se aprende a representar palabras y oraciones con la claridad necesaria para que puedan ser leídas por alguien que tenga el mismo código lingüístico. La escritura es la representación gráfica de nuestro lenguaje.

Conjunto de sonidos articulados con que el hombre manifiesta lo que piensa o siente (DRAE). Facultad que sirve para establecer comunicación en un entorno social, se le considera como un instrumento del pensamiento para representar, categorizar y comprender la realidad, regular la conducta propia y de alguna manera, influir en los demás.

Parte de la gramática que se ocupa de la estructura de las palabras.